Paz se casó con Alejandro, tuvieron once hijos y cumplieron 48 años de casados. La muerte suele tomarnos por sorpresa y, la muerte de Alejandro, su esposo, llegó cuando menos lo esperaba. Ante su partida sus inquietudes crecieron respecto a esa realidad que es el vínculo conyugal.

Habla Paz:

Muchos consideran que el matrimonio dura “hasta que la muerte los separe”. Esa afirmación me parecía contradictoria, por ello decidí averigua cuál era el origen de esta frase lapidaria que decreta la fecha de caducidad del matrimonio. Investigué lo que dicen la Sagrada Escritura y el Catecismo de la Iglesia Católica al respecto, y también lo que dicen algunos documentos de Pontífices, doctores de la Iglesia y autores contemporáneos. Al final pude constatar, no sin sorpresa, que semejante afirmación no se encuentra como tal en ningún lado.

Sabemos que, a la muerte un cónyuge, el viudo o la viuda quedan libres para volverse a casar. ¿Cómo compaginar esta realidad con la trascendencia del vínculo? La alianza de los esposos está integrada en la alianza de Dios con los hombres. La primera alianza que Dios celebró no fue con Noé, Abraham o Jacob, sino que fue con Adán y Eva en el paraíso terrenal. Esta alianza nupcial acompaña toda la narración bíblica. Y es que el verdadero amor trasciende y es capaz de comprometer la vida entera.

El vínculo ayuda a los esposos a ser fieles, a saber que, la sola unión de las manos tiene una fuerza enorme. Saber que ese vínculo es una alianza con Dios ayuda a la fidelidad en las dificultades.

Hoy se habla de crisis en el matrimonio, muchos se mantienen porque hay profundidad en el amor. Los esposos viven unidos por una misteriosa fuerza interior que ayuda a superar los momentos difíciles. Los esposos buscan pertenencia, buscan la felicidad. Hay quienes piensan que el vínculo no permanece después de la muerte, otros afirman que el vínculo trasciende a la eternidad. Es una cuestión abierta.

Se habla en el evangelio de una mujer que se casó y se le murió el esposo, y así se casó siete veces. En la tierra el símbolo de la unión matrimonial es que son una sola carne.

En el cielo serán como ángeles, dice Jesús, en el sentido de que ya no hay procreación. En el Cielo seremos como ángeles porque estaremos allá por la eternidad, seremos don y aceptación.

El hombre es relacional. Si vamos a resucitar con el cuerpo y el alma, y con el género que tenemos, vamos a ver a quienes amamos, pero de una manera sublime y perfeccionada.

No hay matrimonio perfecto. ¿Quién no tuvo errores en el matrimonio? En el Cielo esos errores ya van a estar purificados (por otra bondad de Dios, el purgatorio).

La humanidad ya tiene idea de “amor eterno”, incluso hay canciones sobre ese tema. El corazón también es fuente de conocimiento.

Peter Seewald habla del matrimonio de la Virgen y de San José, y afirma que los cónyuges siguen siendo esposos en el Cielo.

El Papa Juan XXIII le consagró el Concilio Vaticano II a San José. Un Obispo de Oriente dijo: “No le hemos dado a San José el lugar que le corresponde”. El Papa dijo que, ya lo venía pensando hacía tiempo, e iba a aparecer San José en el Canon Romano de la Misa. La Virgen y San José no consumaron su matrimonio, pero fueron esposos.

PAZ FERNÁNDEZ CUETO, ¿Y quién dijo que hasta que la muerte los separe? La trascendencia del vínculo conyugal, Ed. Rialp, Madrid 2023.

 

Gracias a Martha Morales por el envío de este texto.

Por favor, síguenos y comparte: