Por Monseñor Joaquín Antonio Peñalosa

Desde que en 1492 Colón tropezó con esta gente, los llamó indios confundiendo este territorio con el Asia de los grandes khanes. Y aunque los indios son una de las dos grandes ramas de la que procedemos los mexicanos de hoy -la otra es la española-, hemos despreciado sistemáticamente a los indios con hechos y palabras, como ahora lo comprobamos con el refranero, los dichos y proverbios usados en el siglo pasado y aun en este como consejos, advertencias, normas morales y filosofía popular.

Insulto es llamar a una persona indio, pareces indio, eres un indio, indio pata rajada. “Indio con puro, ateo seguro” y su variante “Indio con puro, ladrón seguro”. “Indios y burros, todos son unos” (el símil no puede ser más denigrante). “Más seguro marrado, dijo el indio”, alusión a que es desconfiado, según envuelve su dinero en una punta del pañuelo bien anudada.

“No hay que darle la razón al indio, aunque la tenga”. “No hay indio que haga tres tareas seguidas” (el eterno tópico de la pereza del indio). “Tanto dura un indio en un pueblo, que lo hacen alcalde” (frase satírica contra quien al cabo de tantos años, por la pretendida falta de superación del indio, llega a ser alguien). “Indio que suspira no llega bien a su tierra” (el otro manido tópico del indio triste).

“Ya se acabaron los indios que tiraban con tamales” (pasaron los tiempos de los indios cándidos que no sabían defenderse). “Indio que quiere ser criollo, al hoyo” (no debe mejorar, preferible que muera). “Mestizo educado, indio renegado” (si acaso mejora su condición, reniega de su origen). “Con criollo civilizado anda siempre con cuidado” (ya que renegó del indio que fue). “Indio, pájaro y conejo, en tu casa ni aun de viejo” (porque el pájaro supone cuidados, el conejo causa perjuicios y quién puede vivir con un indio).

“No tiene la culpa el indio sino el que lo hace compadre” (refrán discriminatorio). “El dinero Dios lo da y los indios lo trabajan” (el adinerado que ganaba el pan con el sudor del de enfrente). “Con mayordomo español, trabajo de sol a sol” (otro testimonio de opresión). “A barba de indio, navaja de criollo” (el criollo como superior debe corregir los defectos del indio, siempre menor de edad). “Para un burro, un indio; para un indio, un fraile” (por la paciencia que requieren). “Si quieres cuidar la raza, a los indios con indios casa” (dejarlos en su confinamiento). Todo esto y más dijeron y pensaron miles de mexicanos que en el refranero acomodaron su conducta. Solo un refrán se salva del desprecio: “Al mestizo el diablo hizo, al indito Dios bendito”.

Artículo publicado en El Sol de México, 28 de marzo de 1996; El Sol de San Luis, 20 de abril de 1996.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 27 de agosto de 2023 No. 1468

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