Por Rebeca Reynaud
Una niña de once años decía:
– Quiero darle cada día una alegría a Dios. Sé que una de ellas puede ser jugar con mis hermanos pequeños, y otra, rezar una Decena del Rosario o el Rosario completo.
El mensaje de María es “conviértete ya, cambia ya, no mañana”. María es reina de la milicia celestial y terrena.
La hermana Lucia de Fátima hizo en 1957 una hermosa apología del rezo del Rosario: “En estos últimos tiempos, la Virgen ha dado una nueva eficacia al rezo del Rosario, hasta el punto de que no hay ningún problema, por difícil que sea, temporal o espiritual, que no pueda ser resuelto por el rezo del Rosario. Con el Rosario nos salvaremos, con él podemos santificarnos, consolar a nuestro Señor y obtener la salvación de muchas almas.” Sólo la gracia de Dios puede romper las resistencias secretas del alma.
Otra alma elegida nos dice: Todos los problemas de las familias se resolverían si cambiaran la pantalla de televisión por el rezo del Rosario.
La Virgen es la mujer escogida para ser la Madre de Dios, recibió todas las bendiciones y toda la protección divina. En varias apariciones, la Virgen ha pedido que recemos el Rosario a diario pues es el arma con la que se vence al maligno.
No hay palabras humanas capaces de explicarlo, ¡cómo da serenidad! La vida es preciosa, pero es dura, y muchas veces es nuestra Madre la que acalla nuestra soberbia y nos ayuda.
Dijo John Rick Miller: Donde hay más bien, hay más mal para destruir el bien. Estamos en pleno campo de batalla. Si le decimos que sí a Dios, estamos de parte del que vence. No es casualidad que la Virgen haya querido quedarse en México. Nos dice cómo vivir cada día. La presencia de la Guadalupana, cuidándonos, nos ayuda a sabernos hijos de Dios, no hijos del mundo. Tenemos sangre bendita y es la que producirá una gran luz de esta nación hacia las demás. Es el momento de entender que es el momento de México. México es un don para el mundo, pero si no lo entendemos, estaremos en tinieblas como el resto de las naciones. Nadie tiene la presencia viva de la Bienaventurada Virgen María. Si nos consagramos al Corazón de Jesús y de María, la mano protectora de Dios estará sobre nosotros.
El Rosario es un modo de venerar a la Virgen María, es una adoración a Dios y una derrota al diablo; es humildad. Todo lo que la Virgen hace por nosotros es invisible y nunca nos lo reclama. Estamos viviendo el estado espiritual más oscuro de la historia de la humanidad porque es cuando hay más pecado, más maldad, pero también el bien crece. Es un tiempo en el que vivimos las manifestaciones más extraordinarias de María. No estamos viviendo su silencio. Está presente en la historia en una abundancia gigantesca, a esto se le llama los océanos de María, por esta razón abunda la gracia, porque abunda el pecado. Cada vez estamos más cerca del regreso del Señor. Santa María es la Madre de gracia que protege a todas las almas que navegan por este destierro hacia Jesús.
¿Por qué el Santo Rosario es tan eficaz? Porque es una oración sencilla, humilde y, a través de ella, la Virgen nos forma espiritualmente en la sencillez de corazón. Stefan Gobbi dice: Hoy Satanás logra conquistar casi todo con la soberbia y la rebelión contra Dios, y tiene terror a los que siguen a la Madre de Dios por el camino de la pequeñez y la humildad. Mientras los grandes desprecian esta oración, la recitan con amor los que luchan por ser humildes y fieles al Señor.
Benedicto XVI escribe: “Dos de las más ricas y fecundas plegarias del cristianismo, que conducen siempre a la gran corriente eucarística (son): el Viacrucis y el Rosario. Si hoy nos encontramos expuestos de un modo tan insidioso a la seducción de prácticas religiosas asiáticas, se debe al hecho de haber abandonado estas plegarias” (Ratzinger, Informe sobre la fe, BAC Popular, p. 147).
Pablo es un muchacho colombiano que estaba preso en Miami, Florida, oyó un programa en radio dirigido por Frank Morera, le llamó y le contó su caso: La novia traficaba con droga. Él no tenía nada que ver pero nadie le creyó. El fiscal le dijo: “Testifica contra tu novia”. Él no quiso porque dijo: “Yo nunca vi la droga”. Frank Morera le dijo: “Haz lo que tu conciencia te diga”. Pablo rezaba el Rosario. Llegó el día del juicio. El muchacho salió libre y no lo deportaron. Luego la gente le preguntaba: ¿Qué hiciste para salir? “Recé el Rosario todos los días”. ¿Crees que rezando el Rosario se te van a arreglar las cosas? Sí, como sucedió en Jericó, donde inexplicablemente se cayeron las murallas ante el grito “Aleluya”.
Imagen de Gerardo Javier Juárez Martínez en Cathopic