El Pontífice envía una carta a los participantes del encuentro de obispos y laicos católicos con responsabilidades políticas promovido por la Cal y el Celam en Bogotá: “los espacios de poder no son lo más relevante”.
Por Johan Pacheco – Vatican News
“Quienes seguimos Jesús, sabemos que nuestra misión no es el mero activismo, sino la proclamación alegre de una buena noticia” manifestó el Papa Francisco en una carta dirigida a los participantes del encuentro entre obispos y laicos católicos con responsabilidades políticas en los pueblos bolivarianos que se efectuó en Bogotá del 22 al 24 de noviembre.
El encuentro fue organizado por la Pontifica Comisión para América Latina (Cal) y el Consejo Latinoamericano de Laicos (Celam), para reflexionar junto a obispos y laicos a la luz de la Encíclica Fratelli Tutti.
El Pontífice en la carta recordó que “América Latina es una región rica en historia y cultura, de honda religiosidad y con bellas experiencias de fraternidad”. Mencionando además que la “forma de ser” del latinoamericano “es una síntesis mestiza que integra y reconcilia elementos de las culturas prehispánicas y de diversas tradiciones europeas. Esta síntesis en ocasiones se realizó con violencia y en muchas otras con fraternidad. La historia de nuestros pueblos, como toda realidad humana, muestra las heridas fruto del pecado y también los efectos de la redención”, dijo.
Procesos que humanicen
A los participantes les expresó que la importancia de humanizar la convivencia para la construcción de la fraternidad, entendiendo que “los espacios de poder no son lo más relevante. Lo decisivo es suscitar procesos que humanicen nuestra convivencia y maduren nuestra cohesión social construyendo fraternidad”, dijo.
Destacó de igual modo que la contribución de la Iglesia “es insustituible”, desde la misión del anuncio de la buena noticia:
“Quienes seguimos Jesús, sabemos que nuestra misión no es el mero activismo, sino la proclamación alegre de una buena noticia que anuncia que la mayor amistad reside en ‘dar la vida por los amigos’ y en amar a los adversarios. Este ‘dar la vida’, este ‘amar’, en ocasiones implica sacrificios extraordinarios, como los de nuestros mártires y, en otros momentos, actos silenciosos de perdón, que también son entrega y testimonio. Esto lo hizo Jesús y nosotros no podemos más que seguir su camino tanto en la vida privada como pública”
Un estilo samaritano en la política
El Pontífice también los exhortó a ser constructores de puentes de fraternidad: “capaces de introducir la novedad de un ‘estilo samaritano’ de hacer política. La liberación que el corazón espera y que Jesús anuncia no se construye con extremismos, con mesianismos, con descalificaciones sumarias o insultos. Mucho menos con agresiones y encono”.
Para ello, les insistió en la importancia del diálogo respetuoso: “Sólo encontraremos caminos nuevos para nuestros pueblos a partir de corazones dispuestos a hacer hasta lo imposible por dialogar con respeto, por aprender del otro (aún del adversario), por hacer de la vida política un ejercicio de amistad social en la que todos podamos reconocernos hermanos”.
Finalmente los animó “a seguir compartiendo la vida política de los pueblos latinoamericanos”. Y los encomendó a la Virgen de Guadalupe para que “inspire sus trabajos presentes y futuros”.