El sacerdote Jorge Atilano González de la comunidad de Jesuitas Mexicanos, conversó con El Observador de la Actualidad sobre los procesos urgentes que requiere nuestro país para recuperar la paz. Atilano es el comisionado por la Orden para poner en marcha el Diálogo Nacional por la Paz, un encuentro entre obispos y comunidad religiosa, además de ser un exponente activo de los conversatorios por la paz, donde señala que es necesario pasar de pensar la paz a una acción.
Por Mary Velázquez Dorantes
¿CÓMO VA MÉXICO EN TÉRMINOS, INCLUSO EN ESTADÍSTICAS, DE CONSTRUCCIÓN DE PAZ?
Es complicado cuando hablamos sobre construcción de paz, pero en cuanto a la violencia digamos que estamos preocupados porque México tiene un alto índice delictivo reflejado en los homicidios. También crece el número de desaparecidos, y esto, con una opacidad en el registro que se sostiene en prácticas del sistema de justicia que no pone límites a los grupos delictivos. También estamos preocupados por el control territorial que vemos de grupos delictivos, donde controlan gobiernos locales, economía local, organizaciones sociales, esto nos preocupa: está en riesgo la democracia y la vida social de nuestro país.
¿CÓMO ESTÁ TRABAJANDO LA COMUNIDAD JESUITA EN LA PROMOCIÓN DE LA PAZ?
En este tiempo estamos impulsado el Diálogo Nacional por la Paz con los obispos y la vida religiosa. Ya concluimos la primera etapa de diálogo que llevó a la agenda nacional de paz, y ahorita estamos en una nueva etapa que consiste en promover a nivel local los conservatorios de la acción por la paz: a nivel estatal, los foros hacia una agenda local de paz; y a nivel nacional, encuentros con candidatos y candidatas para dar recomendaciones técnicas para la construcción de la paz.
¿QUÉ SE REQUIERE PARA SANAR Y REPARAR EL TEJIDO SOCIAL MEXICANO?
Lo que yo veo es que hay una urgencia por rehacer, repensar y rediseñar el sistema de justicia. Los grupos delictivos han avanzado en el país porque no hay quien ponga límites, y quien puede poner límites es el sistema de justicia mexicano. Por lo tanto, urge tener un sistema de justicia libre de la corrupción, libre de cuestiones externas, con autonomía, con independencia del poder del Estado o de la federación, para que puedan poner límites a estos grupos delictivos. Al final, el crimen organizado es una alianza entre el poder económico, el poder político y los grupos delictivos, no solo es un único grupo que se pone de acuerdo para hacer daño o robar, son alianzas entre el poder político, empresarios y crimen organizado. Esto es lo que nos preocupa. Yo creo que se requiere urgentemente atender el sistema de justicia.
¿CUÁL ES EL PAPEL DE LA IGLESIA FRENTE A UNA SOCIEDAD QUE DEBE TRABAJAR POR CONSTRUIR LA PAZ?
Como Iglesia estamos impulsando el Diálogo Nacional por la Paz. Ha habido una unidad entre obispos, jesuitas y vida religiosa para poder impulsar los conversatorios, la agenda, los foros, y ahora el compromiso nacional por la paz que queremos sea el acuerdo entre candidatos para el compromiso para construir a nivel nacional la paz en México.
VENCER EL MAL CON EL BIEN ES UN MANDATO, ¿CÓMO PODEMOS HACERLO DESDE NUESTRA VIDA COTIDIANA?
Vemos importante, desde lo local, revisar la agenda de catorce acciones locales, en ella vienen las acciones concretas para construir la paz. Tiene que ver con recuperar el espacio público, recuperar la asamblea comunitaria, organizar la vigilancia local, coordinarse con la policía municipal, favorecer procesos de salud mental para familias y comunidades; ser solidarios con las víctimas de la violencia quienes han perdido algún familiar, ya sea por violencia, homicidio o por desapariciones; atender las adicciones, impulsar la cultura de la transparencia. Son acciones muy concretas.
LOS LIBROS DE JORGE ATILANO:
- Círculos escolares: Una herramienta para mejorar la convivencia
- Un camino para la paz: Experiencias y desafíos en la reconstrucción del tejido social
- Participación comunitaria: Herramientas para la organización territorial
- Círculos familiares: Una metodología para el mejoramiento de la convivencia familiar
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 21 de enero de 2024 No. 1489