Por Juan Diego Camarillo
Obispo de Querétaro llama a la congruencia en la vida cristiana.
En un llamado ferviente a la coherencia entre el mensaje del Evangelio y las acciones diarias, el obispo de Querétaro, Mons. Fidencio López Plaza, insta a su presbiterio, jóvenes y laicos a ser ejemplos vivientes del amor y servicio que proclaman. En un contexto marcado por la actualización del plan diocesano de pastoral, el mensaje del obispo resuena con fuerza, recordando la importancia de reflejar en cada acto la enseñanza de Jesús, en contraposición al vacío formalismo de los fariseos.
En una reciente asamblea, donde se compartieron las prioridades pastorales y se delinearon ideas para crear un nuevo objetivo del Plan Diocesano de Pastoral, el obispo enfatizó la necesidad de que cada acción, cada proyecto, esté impregnado del espíritu del Evangelio. Este llamado no solo concierne a la Iglesia diocesana de Querétaro, sino que resuena como un desafío para todos los seguidores de Cristo, en cualquier lugar del mundo.
Por eso, compartimos la reflexión completa de Mons. Fidencio en este día:
Saludo a mis hermanos sacerdotes. No pude estar ni saludar a todos ustedes, pero ahora que los veo cerca me conmueve su presencia. Saludo también a mis hermanas y hermanos de vida consagrada, a las hermanas y hermanos de los Consejos Parroquiales de Pastoral y, en esta ocasión, a nuestro seminario. Que el Espíritu Santo, que es autor, precursor, acompañante y continuador de todo plan de Pastoral, esté con todos ustedes.
Conscientes de la dicha y de la responsabilidad que tenemos de actualizar el plan salvador de Dios en este tiempo y en esta Diócesis de Querétaro, hemos emprendido con alegría y con gran responsabilidad la evaluación y actualización de la quinta etapa del plan de pastoral. Gracias a Dios, todas las parroquias y cada quien, según su proceso, ha hecho su esfuerzo y ha ido redescubriendo que sin conversión no puede haber actualización del plan salvador de Dios, que quiere que todos sus hijos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Como el Buen Pastor, si tiene cien ovejas y se le pierde una, sale a buscar la perdida y no regresa hasta encontrarla, cargándola sobre sus hombros y haciendo fiesta.
Para este contexto histórico que estamos viviendo, la Palabra de Dios de la liturgia de este día, tomando como referencia el mal ejemplo de los escribas y fariseos, nos ofrece lo que podríamos llamar las advertencias o algunas advertencias indispensables para lograr la conversión pastoral, la conversión sinodal y espiritual. Para realizar el plan que Dios nos está pidiendo aquí y ahora. La primera advertencia: cuidado, no hagan lo que hacen, nuestro mayor pecado quizá sea la incoherencia de vida. Con frecuencia no vivimos lo que predicamos. Tenemos poder, pero nos falta autoridad, nuestra conducta nos desacredita, nuestro ejemplo de vida más evangélica cambiaría el clima de muchas comunidades cristianas si todos hiciéramos cuerpo para ser congruentes, que es la fuente de donde viene toda autoridad.
Segunda advertencia, según el Evangelio: cuidado con el agobio, hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas de los demás. Dice el Evangelio: pero ellos ni con el dedo los quieren mover. Es cierto, hermanas y hermanos, con frecuencia somos muy exigentes con los demás y comprensivos e indulgentes con nosotros mismos. Agobiamos a la gente sencilla con nuestras exigencias pero no facilitamos la acogida del Evangelio. Con frecuencia no nos comportamos como Jesús, que se preocupaba por hacer ligera la carga, pues era sencillo y humilde de corazón. Ahí está la clave.
Tercera advertencia: cuidado con aparentar. Dice el Evangelio que los escribas y fariseos todo lo hacen para que los vea la gente. Es muy fácil perder la inocencia original, es fácil ir borrando la imagen auténtica de Dios en nosotros buscando casi siempre quedar bien ante los demás. No es fácil vivir ante ese Dios que ve en los secretos. Estamos, con frecuencia, más atentos a cuidar nuestra imagen y nuestro prestigio personal. Ante esto, hermanos, no lo olvidemos. Los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros, y a la derecha del Padre se colocarán los más destacados en el servicio a Dios en los hermanos más pobres y necesitados.
Cuarta advertencia: Todos ustedes son hermanos. No dejen que los llamen maestros, padres o guías porque todos ustedes son hermanos. La Iglesia, en cuanto sacramento de fraternidad, está llamada a impulsar en cada momento de la historia nuevas formas de fraternidad. Les invito a leer atentamente «Fratelli tutti» del Papa Francisco. Allí, a partir de la parábola del buen samaritano, nos invita a ser creativos y promotores no solo de la Fraternidad sino de la amistad social.
Cuando Jesús dice, «busquen primero el Reino de Dios y su justicia y los demás les llegará por añadidura», no está pensando en primer lugar en dar a cada uno lo que es suyo. Está pensando más bien en devolver a cada uno el derecho a la fraternidad. Para Jesús, atenta contra la fraternidad el que se siente superior o inferior a los demás. Por eso hay que rezar y volver a rezar el Padre Nuestro, solo así nos ubicaremos como hijos y nos protegeremos de la tentación de querer ser como dioses, solo así nos ubicaremos como hermanos y nos protegeremos de la tentación de atentar contra la fraternidad.
Por eso también nos advertía: todo el que se enoje, insulte o desprecie a su hermano será llevado al fuego, lugar de castigo. En fin, hermanos, sin conversión no hay actualización del Plan Diocesano de Pastoral. La conclusión de la carta pastoral a la que nos hemos estado refiriendo en esta pre-asamblea, termina haciendo una vehemente exhortación a la conversión que lo implica todo y a todos, a la conversión sinodal que implica la comunión misionera y a la conversión espiritual que implica un estilo de vida.
El sueño es que así como decimos que en Dios hay diferentes personas y son un solo Dios verdadero así, nosotros podamos decir que en la pastoral hay seis equipos distintos pero una sola pastoral. Así no separaremos lo que es inseparable. Cristo es profeta, sacerdote y rey y también nosotros el día del bautismo fuimos ungidos todos sacerdotes para sacrificarnos por los demás, profetas para anunciar y denunciar el reino de Dios y lo que se opone a él y reyes para servir a Dios en los hermanos.
Así, solo así, nos manifestaremos como una iglesia -como se ha dicho aquí reiteradamente- más sinodal y en salida misionera.
Que Dios así nos lo conceda y que así sea.
✠ Mons. Fidencio López Plaza
X Obispo de Querétaro