El criterio del “Bien común” es la base fundamental para guiar el accionar político de una sociedad democrática. El documento creado por la Provincia Eclesiástica del Bajío, que comprende León, Irapuato, Celaya y Querétaro, exhorta a favorecer la participación en las próximas elecciones. Bajo el lema “El pueblo de Dios valora, discierne y elige”, los obispos de la provincia Bajío convocan a los laicos católicos a comprender que, en las próximas elecciones, se requiere de una toma de conciencia, y que la participación no sólo es un voto, sino que es necesario discernir sobre una democracia participativa y consciente, convocando a realizar de manera permanente una oración por las elecciones. En este documento se esclarecen doce puntos claves para un voto activo y bajo conciencia:

1.- Al votar se debe tomar en cuenta que un gobernante católico gobierna sin renegar de su fe y que, el hecho de querer apartar a los católicos de la vida política por manifestarse coherentemente con su fe, es una forma de intolerancia y discriminación religiosa. Votar con madurez es una auténtica contribución al estado laico y democrático.

2.- Se debe votar, preferentemente, por un candidato que respalde con su ejemplo las virtudes humanas y cristianas, como son el respeto por los demás. Así como votar por un candidato que tenga cualidades de gobierno y garantice la vigencia del Estado.

3.- No se puede votar por un partido o por un candidato que no respete la dignidad de la persona humana, ni tampoco se puede votar por un partido o candidato que esté en contra del respeto absoluto por la vida desde la concepción hasta su desenlace natural.

4.- Un voto católico contempla la realidad humana junto con sus temáticas. Para ello es necesario tomar conciencia sobre lo que ocurre en el país, una realidad que involucra la vida cotidiana, pero también los caminos convulsos de la época.

5.- El voto es una presencia que implica la participación en la vida política, el conocimiento sobre los rostros de las campañas electorales y las alternativas que busquen el bien común para los pueblos, es decir, una política inspirada en el Evangelio desde un pueblo en movimiento.

6.- Un voto con discernimiento y conciencia significa acompañar una cultura con valores de fe y solidaridad, que provoque el desarrollo de una sociedad más justa y creyente.

7.- Un voto con conciencia observa el sistema político democrático y exige el protagonismo de los ciudadanos en la vida pública. No basta tener fe, sino que es necesario dar vida a las instituciones públicas y actuar con eficacia dentro de ellas.

8.- Un voto que se discierne involucra a sus ciudadanos para que sean sujetos informados, escuchados e implicados en las funciones de una sociedad democrática activa y participativa.

9.- Un voto participativo contempla el bien común, la paz social que comprenda la construcción de una sociedad sana, inclusiva, justa y pacífica.

10.- Un voto católico contribuye a involucrar la conciencia en la búsqueda de soluciones en favor del bien común. No elige bajo un criterio individualista.

11.- Un voto requiere conocimiento, cultura educativa, esperanza para después preguntarse cómo el pueblo de Dios valora, discierne y elige.

12.- Un voto es responsable. Permite estar atentos al compromiso de los candidatos y sus partidos para dar seguimiento al cumplimiento de las promesas y compromisos de las autoridades electas.

REDACCIÓN.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 3 de marzo de 2024 No. 1495

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