Por Jaime Septién

El planeta y México padecen los estragos de la violencia, el cambio climático, la proliferación de las drogas, la estremecedora intransigencia de quienes se dicen relativistas, la desesperanzadora fiesta de los que se asumen como la esperanza del pueblo, el horror del vacío existencial, la carencia de sentido y el abuso contra las mujeres, contra los niños, contra los ancianos. Suena fuerte: es la verdad.

En el capítulo 5 de la novela El Idiota de F.M. Dostoievski, el protagonista, el príncipe Mishkin, pronuncia una frase contundente: “La belleza salvará al mundo”: Sumergidos —como lo estamos— en el feísmo del crimen organizado (y desorganizado), en el morbo sensacionalista de la prensa, en el jaloneado esquema de arribismo de los políticos, pareciera una frase bonita, pero inútil. Yo pienso justamente lo contrario: hoy más que nunca debemos aspirar a la belleza para salvar a nuestro entorno.

Afortunadamente, la belleza casi toda es gratis. No solamente se produce en el arte, que es la forma más sublime que alcanza el genio humano para imitar a la naturaleza, sino en un paseo al aire libre, en un atardecer (de los que hay maravillosos en Querétaro), en un juego con la familia, en la sonrisa del niño o en las arrugas (surcos de memoria) de una abuela. Ahí donde hay humildad creativa y donde se muestra la mano de Dios —el amor por sus criaturas— hay belleza. Colectar esos pequeños-magníficos instantes paga el boleto de entrada al fabuloso estadio de la vida.

Cuando yo veo la lista de peticiones que se le hace a los gobernantes —a los nuevos y a los viejos— casi nunca descubro, por ejemplo, que se construya una biblioteca en el barrio. Se piden obras materiales. Y está bien. Pero el alma necesita la luz de la poesía, de la creación, como también necesita aire limpio, espacios verdes, lugares de encuentro. Quiero recordar que la belleza atrae al bien y el bien atrae a la verdad. Y que solamente la verdad nos hará libres.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 23 de junio de 2024 No. 1511

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