Por Mario De Gasperín Gasperín, obispo emérito de Querétaro

“Voy a proclamar abiertamente lo secreto, sin avergonzarme de decir lo que vosotros no os avergonzáis de adorar” Clemente de Alejandría: Protréptico

Quinto Septimio Florencio Tertuliano, nacido en Cartago de padres paganos, abogado de profesión, una vez convertido al cristianismo (193) y ordenado sacerdote, levantó muy alto su voz erudita en defensa de sus hermanos cristianos, calumniados por los filósofos y los gobernantes de su tiempo. Seleccionamos aquí unos párrafos de su Apología, en la que “defiende la religión cristiana porque es condenada por el nombre antes de ser conocida”. Como sucede ahora.

1°. Celebración de la Eucaristía:

“Nuestra congregación es un cuerpo de miembros unidos con el conocimiento de un Dios, con la unión de una doctrina y con la consideración de una esperanza. Nos reunidos todos en compañía y congregación, y allí, como con mano armada, juntos y en escuadrón cerrado, le ponemos a Dios cerco con nuestras oraciones. Es grata a Dios esta fuerza. Rogamos también por nuestros emperadores, por sus ministros, por las potestades, por el estado del siglo, por la paz de todos y la retardación del juicio final”.

2°. Sagrada Escritura:

“En nuestra junta tenemos reunión con la Sagrada Escritura, y se dan avisos y advertencias según el accidente del tiempo y los negocios, y con consejo se determina. Allí con los consejos de la Santa escritura apacentamos la fe, levantamos la esperanza, arraigamos la confianza y la enseñanza de los divinos preceptos y macizamos con nuevos apuntamientos”.

3°. La Caridad:

“En esta celebración presiden presbíteros ancianos, que alcanzan esta honra, no por precio, sino por el testimonio de sus méritos; que aquí el honor no se compra sino con costumbres. Y si en el arca se pone algún dinero, no es tributo del honor, ni precio con que la comunidad cristiana se compra o se redima, sino voluntarios donativos de los congregantes; que cada uno da una monedilla cada mes, o cuando quiere o cuando puede”.

4°. Fraternidad:

“Pero también esta demostración de gran amor (a los pobres y necesitados) lo notan con murmuración algunos. ´Mirad –dicen- cómo se aman entre sí’; se admiran porque ellos recíprocamente se aborrecen. ´Mirad cómo cada uno está aparejado a morir gustosamente por el otro ́; se extrañan porque ellos más están aparejados para matarse. También nos calumnian por el nombre de hermanos con que nos tratamos, y no por otra razón, según creo, sino porque entre ellos todos los nombres de parentesco no son demostraciones de amor, sino voces de cumplimientos afectados. Hermanos vuestros somos también nosotros por derecho de la naturaleza; que ésta es común madre de los hombres, aunque vosotros no parezcáis hermanos de hombres, sino hombres sin humanidad”.

5°. Matrimonio:

”Entre nosotros todos los bienes son comunes, menos las mujeres. En esto sólo rompemos la compañía, en que solamente la guardan los gentiles, los cuales no solo usurpan las mujeres ajenas, sino que pacientísimamente brindan con las propias a sus amigos, por el ejemplo, creo, de sus sapientísimos antepasados Sócrates, griego, y Catón, romano. Éstos comunicaron a sus amigos las mujeres con quienes se casaron… ¡Oh ejemplo de la sabiduría de Atenas! ¡Oh gravedad de la severidad romana! El filósofo alcahuete de su mujer! ¡Y el Censor, liberal de su pureza! ¿Qué es de maravillarse, pues, que en los casados esté violado el amor del matrimonio, si la castidad se desprecia?” (Apología, Cap XXXIX, pg. 100s).

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 14 de julio de 2024 No. 1514

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