Por Rebeca Reynaud
El Papa Francisco dice: Busca el diálogo con Dios, escúchale en el Evangelio y encuéntrale en el necesitado. En los Padres de la Iglesia se consideraba la insensibilidad, la indiferencia ante el dolor ajeno como algo típico del paganismo.
Por eso es oportuno pedir al Espíritu Santo el don de la oración, para que nos decidamos por Dios. A veces las tristezas de esta vida nos impiden tener confianza en Dios. Con el Rosario venceremos todas las desdichas que Satanás quiere infringir a los matrimonios, a la familia y a la Iglesia. “Si llevamos en la mente y en el corazón la Palabra de Dios, si entra en nuestra vida, si tenemos confianza en Dios, podemos rechazar todo tipo de engaños del Tentador”. (Benedicto XVI, Angelus).
Ser cristiano implica salir del ámbito de lo que todos piensan y quieren, de los criterios dominantes, para entrar en la luz de la verdad sobre nuestro ser y, con esa luz, llegar a la vía justa. Todos nos equivocamos, pero, quien ora se equivoca menos. Si dejamos que Dios reine en nosotros, Él nos ayudará a superar el egoísmo y la soberbia y a estar, así, centrados.
En su libro Ser cristiano en la era neopagana, Benedicto XVI dice que la descristianización ha llegado a niveles inimaginables. Asistimos a una increíble progresión del paganismo, y el cristianismo, que hasta hace treinta años parecía estar todavía presente, desaparece tanto de la vida como de la conciencia pública. La gran misión de los próximos decenios es acercar a la gente a la realidad divina.
La primera condición para la evangelización son los testimonios. Personas que viviendo la fe en su vida cotidiana, demuestren que la fe da vida, una vida verdaderamente humana.
El Catecismo de la Iglesia Católica fue una sorpresa para mí (dijo el Papa Benedicto XVI); confieso que yo no habría tenido el valor de afrontar semejante empresa, porque me parecía demasiado difícil componer una síntesis mundial y universal en un texto coherente y positivo, como requiere el caso. Fue una buena sorpresa descubrir la presencia de esta fe común y de su capacidad de expresarse.
El problema moral fundamental –continúa diciendo el Papa-, así como nos lo plantea la Escritura y se dice en el Padrenuestro, es cumplir la voluntad de Dios. Necesitamos el sentido moral que traduce la voluntad de Dios en normas concretas, esto es, que el hombre respete siempre en el hombre la imagen de Dios. Aquí es donde se da el diálogo de la fe.
El hombre es un ser relacional. Si se trastoca la primera y fundamental relación del hombre ¾la relación con Dios¾ entonces ya no queda nada más que pueda estar verdaderamente en orden. De esta prioridad se trata en el mensaje y en el obrar de Jesús. Él quiere hacernos comprender: si no estás curado en esto, no obstante todas las cosas buenas que puedas encontrar, no estarás verdaderamente curado.
El Papa Benedicto pidió que siempre leamos el Catecismo de la Iglesia y la Biblia para comprender la grandeza de nuestra misión en el mundo; hasta que no leamos detenidamente el Catecismo, no podremos captar su inmensa belleza y su deslumbrante verdad. ¡Cuántos problemas insolubles encuentran allí una respuesta! No es un libro para niños, sino para adultos bien dispuestos.
Lo normal es que el cristiano tenga hambre de conocer las Sagradas Escrituras y de saber detalles de Jesucristo. Dice el Papa que “cuanto más se acerca una persona a Jesús, más queda involucrada en el misterio de su Pasión” (Infancia de Jesús, p. 128), es decir, más podemos acompañarle y consolarle. Ya que «la escuela de la fe no es una marcha triunfal, sino un camino salpicado de sufrimientos y de amor, de pruebas y fidelidad que hay que renovar todos los días». (Benedicto XVI, Audiencia miércoles, 24 mayo 2006).
La fe en Dios es un acto positivo de fe y de confianza, de conversión, de renovación de la vida; y un hecho semejante exige una experiencia positiva –personal-, que es el valor de un amor que se entrega a Dios.
“Madre, enséñanos a orar, a orar con el corazón”.
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