Por P. Fernando Pascual
La donación de sangre ayuda a miles de vidas, sea para atender a quienes necesitan transfusiones de emergencia, sea para cuidar a personas con enfermedades que a veces se prolongan toda la vida y que requieren transfusiones periódicas.
Para que haya sangre, hace falta un buen número de donadores (o donantes). Si faltan donadores, puede haber escasez de sangre, y entonces quedarán sin atender personas concretas.
Por eso resulta oportuno promover campañas que motiven a quienes tienen buena salud para que puedan emprender la hermosa aventura de la donación.
En general, las campañas a favor de la donación de sangre suelen dirigirse a los jóvenes. Los motivos son obvios: un joven tendría, normalmente, buena salud, y, si empieza a ser donador, tiene ante sí la posibilidad de hacerlo durante muchos años.
Pero conviene estudiar cómo promover la donación de sangre entre adultos, incluso de más de 40 o 50 años, sobre todo cuando el número de adultos sea muy elevado.
En algunos países, la población adulta puede seguir donando sangre más allá de los 60 años, incluso hasta los 70 (con un buen acompañamiento médico).
Eso significa que un donador que inicia a donar, por ejemplo, con 50 años, puede donar 10, 15, 20, incluso más veces, siempre de acuerdo con lo que digan los médicos.
Un aumento de donadores adultos, acompañado, desde luego, con un aumento de donadores jóvenes, puede cubrir muchas necesidades y salvar vidas.
Para animar a jóvenes y adultos a la donación, es de gran ayuda la acción capilar de hospitales y asociaciones para que haya puntos móviles de recogida de sangre en lugares públicos.
Esos puntos hacen “visible” el gesto de la donación en plazas y universidades, en centros recreativos y en parroquias, en oficinas y en cuarteles de la policía o del ejército.
Ver una o dos furgonetas en la calle para la recogida de sangre permite a las personas de un barrio, o simplemente a quienes pasean por ahí, darse cuenta de que la donación está “a la mano”.
Luego, la decisión de empezar a donar sangre corresponde a cada uno, según su estado de salud y otros aspectos importantes de su vida. Pero al menos abrirse a esa posibilidad puede concretizarse en el inicio de una serie de donaciones que serán de gran ayuda a personas que esperan, en estos días, recibir una buena transfusión de sangre.
Imagen de Mohamed Hassan en Pixabay