Por Jaime Septién

El 1 de octubre de 2024 comienza el mandato de Claudia Sheinbaum. Advertencias de la deriva autoritaria van y vienen. ¿Cuáles son las que más pesan sobre el futuro inmediato de nuestro país? ¿Qué podemos hacer? Primero las amenazas:

  1. La inseguridad y la violencia. El sexenio de López Obrador cierra con 195,000 asesinatos dolosos. Las carreteras se han convertido en trampas del crimen organizado. Las desapariciones se suman por miles. Hasta el momento, Sheinbaum ha dicho que la estrategia denominada “abrazos, no balazos” va a seguir.
  2. La militarización del país. No obstante una de las promesas de la campaña de 2018 fue que los militares iban a regresar a sus cuarteles, AMLO hizo todo lo contrario. Con la aprobación de que la Guardia Nacional pase al mando militar, la militarización es un hecho.
  3. La “democratización” del poder judicial. Morena y sus aliados —junto con algunos transas— decidieron darle la puntilla al poder judicial y abrir a la elección popular de jueces y magistrados. Con esto se allana la vía para que la presidenta y Morena, junto con los grupos criminales, nombren jueces a contentillo.
  4. La desaparición de los contrapesos. Con la liquidación del contrapeso del poder judicial y de los órganos autónomos, así como con el debilitamiento del INE y del Tribunal Electoral, la presidencia de la república se convierte en algo más que todopoderosa: en la única, última, alarmante instancia del poder sin sombra.

¿Hay futuro? Creo que el antídoto ante este panorama es la solidaridad y la subsidiaridad. Que los que tenemos veamos por los que no tienen, haciendo todo lo que sea posible pero respetando su dignidad infinita. En suma: alzar la voz en la plaza pública, exigir cuentas al gobierno y llevar a cabo pequeñas acciones por el bien común. Eso salvará a México. No la esperanza inútil de que los políticos “ahora sí nos salgan buenos”.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 29 de septiembre de 2024 No. 1525

Por favor, síguenos y comparte: