Por Jaime Septién
Hace un par de semanas tuve el privilegio de acompañar a quienes hacen Nuestra Voz en Campeche para celebrar el décimo aniversario de su publicación semanal, en alianza con El Observador. Con la presencia del obispo de Campeche, monseñor José Francisco González y González, quise definir ante los invitados al cóctel lo que es el periodismo católico.
- A) El periodismo católico es una misión interesante, siempre y cuando no se confunda con periodismo doctrinario, dogmático, repetidor de piedades anquilosadas (vueltas cartón-piedra).
- B) No es un lugar en el que “cabe todo” con tal de hacer pasar el catolicismo como “la buena onda”, adaptado a la necesidad de satisfacer a la sociedad de los derechos ampliados.
- C) El periodismo católico es aquel en el cual lo católico no es un adjetivo, sino un sustantivo. La cuestión no es de forma, es de fondo.
D)Si el periodismo católico se entiende como adjetivo, entonces es un periodismo piadosón, de estampitas, que no genera opinión católica por parte de los lectores.
- E) Pero si se entiende como sustantivo, se vuelve incómodo porque se revela contra las convenciones ideológicas de la época y no se complace en invocar a los demonios, sino el que se atreve a rezar a los santos.
- F) No un periodismo chillón, que quiere la libertad porque quiere la libertad, sino aquel que defiende la libertad anclada en la tradición.
- G) Se trata de enseñarnos, los católicos, a pensar. Y pensar no significa abandonar el barco: significa resistir y, al mismo tiempo, señalar el rumbo.
Pude agregar muchas ideas más. Simplemente basta decir que el periodismo católico, si cumple con esas dos normas, ser periodismo y ser católico, es un tesoro que debemos proteger y difundir.