Por Rebeca Reynaud

La ley es buena, no es represiva del bien sólo del mal, Dios es el autor de la ley y del orden. Nos da la ley por amor a nosotros, para nuestra instrucción, protección y disciplina. Los antiguos griegos veían que toda la educación de los jóvenes radicaba en la templanza y la fortaleza. La ley ayuda a adquirir esas dos virtudes. Dios es absolutamente santo y absolutamente amoroso, e inflexiblemente justo e inflexiblemente misericordioso (Peter Kreeft).

La ley expresa la voluntad de Dios por tanto es el pegamento que nos une a Dios. ¿Cuál Ley? Los Diez Mandamientos. Es a Dios a quien amamos a través de la ley.

Ante nosotros se abren dos caminos, el camino de la obediencia a Dios y el camino de la desobediencia. Estos dos caminos conducen a dos destinos diferentes. La obediencia lleva a heredar las promesas de Dios; la desobediencia, -el hacer la propia voluntad en contra de la Voluntad divina- lleva al mayor fracaso: a la segunda muerte.

Permaneciendo en lo alto, en el árbol de manzanas

Las mujeres son como manzanas en los árboles… Las mejores están en la copa del árbol. Los hombres no quieren alcanzar las mejores, porque tienen miedo de caer y herirse. En cambio, toman las manzanas podridas que han caído a tierra y que, aunque no son tan buenas, son fáciles de alcanzar. Así que las manzanas que está en la copa del árbol piensan para sí, que algo está mal con ellas, cuando en realidad, «Ellas son grandiosas». Simplemente tienen que ser pacientes y esperar a que el hombre correcto llegue, aquel que sea lo suficientemente valiente para trepar hasta la cima del árbol por ellas.

No nos caigamos para ser alcanzadas, quien nos necesite y quiera hará TODO para alcanzarnos….

La mujer salió de la costilla del hombre, no de los pies para ser pisoteada, ni de la cabeza para ser superior, sino del lado para ser igual, debajo del brazo para ser protegida, y al lado del corazón para ser amada.

Por eso he aquí la mejor opción: la continencia

Enfermedades

Las enfermedades de transmisión sexual están aumentando en forma alarmante en adolescentes: la gonorrea, el herpes, la clamidia y la sífilis. Y ahora el SIDA es una de las causas mayores de muerte en jóvenes de entre 20 y 25 años, muchos de los cuales cogieron la infección siendo adolescentes.

Si a eso añadimos los embarazos no deseados en adolescentes, se ve la necesidad de enfrentar la afectividad de una manera inteligente y responsable.

Si la persona joven se deja involucrar en relaciones sexuales, fácilmente caerá en nuevas relaciones y de este modo las consecuencias destructivas se multiplican si no sabe decir que no. La huella emocional que dejan las relaciones sexuales prematuras no se puede medir fácilmente, y este impacto puede ser mayor que el físico, según los expertos. Sin un nivel de madurez suficiente, los jóvenes se encuentran perdidos en el mar de la sexualidad, al ser usados para el placer o al usar el sexo para obtener gratificaciones de algo o de alguien. El resultado lógico es la pérdida de autoestima y una dolorosa desilusión.

A menudo el alcohol y las drogas vienen a empeorar el problema afectivo, y crean un contexto en el que las relaciones sexuales rebajan a la persona. La abstinencia sexual es la mejor respuesta.

Se trate de una enfermedad, de un embarazo o de un trauma emocional, involucrarse en relaciones sexuales tempranas es un problema devastador desde cualquier perspectiva que se le mire. De todas las posibles soluciones a este hecho, sólo una tiene sentido: la abstención sexual hasta el matrimonio. Es la única manera de verse libre de enfermedades de transmisión sexual, es el único sexo seguro; es la única vía para eliminar los embarazos no deseados y el único modo de proteger la dimensión emocional de la actividad sexual temprana. Y lo más importante es que es la única manera de respetar a los jóvenes y decirles que se propongan metas muy altas.

Los valores hacen la diferencia.

El concepto de continencia sexual hasta el matrimonio no se desarrolla en el vacío, sino que los jóvenes deben de comprender que sus acciones tienen consecuencias. No les debe de extrañar que las relaciones sexuales sean fecundas, cuando todo el planeta está diseñado para dar la vida. Valorar la abstención sexual significa valorar el sexo, que es una maravilla y es valorarse a sí mismos, de modo que se guarda ese tesoro para la persona amada, en el tiempo y en el lugar oportunos; es decir; dentro del matrimonio. La abstención sexual es, para los jóvenes, la mejor opción.

Imagen de JUAN FERNANDO YECKLE en Pixabay

 

 


 

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