Los agustinos son diferentes de los agustinos recoletos que nacieron con el movimiento reformista del concilio de Trento. Los recoletos iniciaron un proceso de autonomía e independencia de la orden los agustinos el año 1588, con la intención de tener un contacto más profundo con Dios, una comunidad más austera y unas misiones más duras. Años previos a 1588 el General de la Orden avisa a todos los misioneros de la Nueva España que son y pertenecen a la Orden de san Agustín.
Recordamos que los agustinos llegaron en 1533 a nuestro querido México, entonces llamada Nueva España. Estos misioneros de aquel tiempo venían con sed y movimiento de reforma. Fray Juan de San Román, fray Francisco de la Cruz, fray Alonso de Borja, fray Agustín de la Coruña, fray Jorge de Ávila y fray Juan de Oceguera. Éstos seguían los preceptos de la regla de san Agustín, quien en el siglo iv fue obispo de Hipona por elección popular y fomentó el retiro, la oración, la meditación y sobre todo la vida común.
La orden tuvo presencia en distintos estados de la república, entre ellos: Morelos, Puebla, Guerrero, Hidalgo, la zona de la Huasteca, y Michoacán. Los agustinos incursionaron en áreas de difícil acceso como la Huasteca, el Bajío y la Tierra Caliente. Para esta última región los conventos de Tiripetío y Tacámbaro fueron fundamentales para llevar a cabo su misión. Una de las regiones de los agustinos fue el antiguo señorío de Culhuacán en el Altiplano central, que a su vez estuvo integrado por las poblaciones de Mexicaltzingo, Iztapalapa, Churubusco y Culhuacán, pueblos que quedaron bajo posesión de Cristóbal de Oñate tras la repartición de tierras a los españoles.
A estos asentamientos se les renombró con una advocación para identificarlos. A Iztapalapa: san Lucas; a Mexicaltzingo, san Marcos; a Churubusco, san Mateo; y a Culhuacán, san Juan Evangelista. Los conventos fundados en estas ciudades sirvieron para que los frailes pudieran catequizar y enseñar oficios a los pobladores indígenas. También se encuentran huellas de la presencia agustina en la ruta de los conventos de Morelos y por supuesto el santuario de Chalma y Malinalco lugares en donde se combina la religiosidad popular con la vida regulada de s. Agustín. (Fco. J. Acero).
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 18 de mayo de 2025 No. 1558