Por Rebeca Reynaud

Fui al centro de la ciudad y vi varias tiendas que comerciaban con cine de terror, muerte, ultratumba y satanismo. Y allí estaba una señora con su hijo de ocho años, quien le pidió una película de esas y su madre se la compró.

Este cine es atractivo porque desafía nuestras ansiedades, genera susto, emoción y adrenalina. Permite adentrarse en zonas oscuras sin riesgos. Este género cinematográfico presenta guiones con intriga, personajes profundos y fines inesperados. Tiene un simbolismo que apetece desentrañar. Explorar lo desconocido y lo preternatural también mantiene al espectador en vilo. Con frecuencia plantea preguntas sobre la ciencia, la moralidad y el mundo que nos rodea.

Los cinéfilos gustan este género de pesadillas y sustos. Las características es que busca la tensión. Usa monstruos, villanos, zombies y vampiros. Usa el factor sorpresa en diversos momentos. Tiene su origen en la lectura gótica del siglo XVIII, de allí viene Drácula y Frankestein. El cine mudo temprano tuvo éxito. Más adelante entra a Hollywood, como “El Castillo del Diablo”, donde hay fantasmas y brujas. En 1930 y 1940 se entra a El Hombre Lobo y el Hombre invisible. En 1986 se hizo La Mosca. Hay terror psicológico y terror sobrenatural, de allí se pasa al terror elevado.

En el género de monstruos está el de los zombies, es un pilar de la cultura del horror. Unos zombies son muertos vueltos a la vida y otros son de personas infectadas con ciertos virus. Luego meten hormigas, serpientes gigantes, arañas, simios o monstruos marinos.

Otras veces se combina la mitología con el horror como La Momia. Hay “nuevos monstruos” que presentan seres aterradores creados en la edad moderna a través de la ciencia.

El género paranormal trae a colación posesiones, demonios y exorcismos. Se apoyan en el miedo psicológico, como “El Señor de las Tinieblas”. El género sobrenatural trata de personas que tienen poderes de telequinesia. Hay películas de personas que se vuelven paranoicas o locas por rituales oscuros y peligrosos, como El Bosque Maldito. Las fobias personales pueden convertirse en factores de desquicio. Otro género es el criminal, los killers, combina el terror con los crímenes. Exploran la psicología del asesino.

El slasher es un género donde hay un personaje que provoca muertes únicas y sangrientas, como Home Invasion. Se centra más en el acecho que en el asesinato, y el espectador trata de adivinar quién es el asesino.

El Gore y Splatter son géneros que muestra exhibición de sangre y vísceras, y mucha violencia y tortura. El terror elevado se centra en temas psicológicos y sociales, son de esta última década. La comedia de terror viene de ver sufrir y da un giro. Otras usan la parodia.

Efectivamente, las películas de terror quieren provocar miedo, ansiedad, inseguridad. La persona recibe el mensaje de que “yo no puedo, soy débil, algo es más grande que yo”. El mensaje es que el personaje de la película –el monstruo, el vampiro, el ser sobrenatural, el muñeco satánico, la fuerza negativa – es más fuerte que yo y es destructivo. El cine de horror oscurece y distorsiona la realidad. La luz junto con la música, y el soporte de un buen guion, son capaces de crear drama.

Dirk Franz afirma que las películas de miedo tienen repercusiones psicológicas. Dan un aprendizaje para que la persona se sienta impotente ante el mal. Cuando se ven confrontados con el mal en la vida real, se acobardan, se sienten inseguras ante lo sobrenatural, particularmente ante lo de origen demoniaco, y algunas, sucumben fácilmente. A veces esas producciones espectaculares muestran rituales de sangre para invocar espíritus malignos o para solicitar médiums que saquen la clave de algo desconocido.

Una chica de 20 años, después de ver una película de terror, se convulsionó, gritó y vomitó. Quedó con los signos de posesión después de ver cine de terror, afirma Dirk Franz.

El ser humano necesita saber que tiene la capacidad de vencer al enemigo.

El daño psicológico que producen esos filmes puede ser grave. A personas insensibles les puede hacer menos daño, pero si la persona es hipersensible le hacen un daño enorme pues esa persona necesita seguridad, y el mensaje es que el que gana es el mal, monstruo o vampiro. Después de ver una película de horror, el subconsciente de una chica quedó dañado y no podía dormir en paz. Hay gente que tiene pesadillas cuando ve cine de este tipo.

La música de heavy metal invierte los valores, exalta la muerte, el suicidio, la destrucción, el libertinaje… Eso se queda en el subconsciente. Esa música bombardea con mensajes negativos.

¿Qué hacer? Renunciar categóricamente a lo que daña. No hay que ver ni recomendar cine de terror porque el mensaje entra por el oído y la vista, ni tampoco oír música de heavy metal porque sus mensajes entran al oído, que es el sentido más espiritual, y se queda en el subconsciente del oyente.

Hay películas modernas que tienen elementos de terror y esto es normal, pero cuando estos elementos son prevalentes, no es recomendable verla porque la fuerza del enemigo puede penetrar.

A muchos nos puede llamar la atención pasar un rato de miedo, pues sabemos que se va a acabar, pero sus efectos no terminan fácilmente. Un productor de cine de terror confesó: “El satanismo bajaría más de un 70% sin el cine de terror.”

 
Imagen de Sammy-Sander en Pixabay


 

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