Por Rebeca Reynaud

El límite entre la creencia y la increencia es la Revelación. Antes se planteaba “crees o no crees en Dios”. Hoy interesa más: ¿Dios ha hablado? ¿Dios, se ha dado a conocer? Sí. ¿Dónde? En la Biblia. La frase, el Corazón de Jesús es la Biblia, es de San Agustín. Allí Jesús revela su amor por nosotros; nos dice que seamos pacientes, misericordiosos. Esta reflexión es liberadora, es Dios mismo quien busca el encuentro con el hombre, es decir, nos llama, nos invita a la cena.

En el Antiguo Testamento se nos pedía amar a Dios con todo el corazón humano. Ahora, se nos pide amar a Dios y a los demás con amor divino (cfr. Filipenses 1,8).

¿Qué nos dice hoy el Corazón de Jesús?

No temáis, consolad a mi pueblo, dad razón de vuestra esperanza y echad las redes. Son cuatro mensajes clave para la nueva evangelización, dice José Ignacio Munilla.

1.  Ánimo soy yo, no temáis (Mateo 14,27). Hay razones para estar preocupados porque vivimos un tiempo grave. El Espíritu Santo nos da clarividencia para ver el mal. Lo nuestro no es el optimismo sino la esperanza, conjugar el realismo con la confianza. Afrontar nuestros miedos es una gran batalla porque el miedo es una tentación. Chesterton decía que el cristianismo había muerto varias veces, pero Dios sabe el camino para salir del sepulcro.

San Agustín afirmaba que Dios es el Dios de la historia. Por eso miramos el futuro con la confianza puesta en Dios.

2. Consolad a mi pueblo (Isaías 40, 1-2). Cuando el mundo le da la espalda a Dios solo ve tinieblas, ve sus heridas, que están teniendo más incidencia que antes. Vivimos en una sociedad donde las heridas están compartidas. Este mundo sufre mucho porque no somos capaces de amar. Sufrimos porque no podemos amar como Cristo crucificado. Hemos de consolar a un mundo que no sabe amar ni sufrir con paciencia los defectos del prójimo.

3. Dad razón de vuestra esperanza (1 Pedro 3,15-17). La mayor pobreza es la carencia de sentido de la vida, de la muerte, del dolor y del amor. Hay carencia de sentido último. El mundo necesita una razón para tener esperanza. Es un gran error contraponer verdad y caridad. Hay que centrarnos en la enseñanza de la sana doctrina.

4. Echad las redes al otro lado (Juan 21,6-11). Es una insistencia en ser creativos y fieles. Es inseparable ser fiel y ser creativo. Pensar: ¿De qué manera damos a conocer Jesús nos ama y que la vida es infinitamente valiosa para Él? El Señor es muy ingenioso y creativo para llegar al corazón de los jóvenes. El Señor es quien bendice nuestros planes si le son agradables. Nos toca ver hacia dónde sopla el Espíritu; las iniciativas humildes son las que Él bendice. No somos testigos del declive del Cristianismo, sino de su purificación.

 
Imagen de Nicole Köhler en Pixabay


 

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