Por Rubicela Muñiz
A Homero Rodríguez le tocó vivir el primer mandato de Donald Trump. Tenía una vida estable en Houston, Texas, junto a su esposa salvadoreña y sus dos hijos con nacionalidad estadounidense. En un inicio pensaba como el resto: “Esperamos a que nuestros hijos cumplan la mayoría de edad para poder realizar el trámite de la residencia y así vivir más tranquilos”.
Pero para eso aún faltaba mucho tiempo y al poder había llegado un hombre dispuesto a expulsarlos. Homero no quiso correr riesgos ni vivir el drama de la separación de la familia y decidió tomar a su esposa e hijos y regresar a México, a la casa que construyó con las remesas que enviaba. Ahora, los cuatro viven sin temor y sin necesidad de huir desde hace varios años.
La mayoría de las familias en Estados Unidos prefieren quedarse a experimentar el drama de ser ilegales, de mantener la seguridad de un buen salario y esperar a que la suerte decida. Así pueden pasar años, décadas o toda una vida sin ser deportados.
Hoy, con Trump nuevamente en el poder, el peligro se vuelve a avivar con la implementación de redadas en las que en promedio se expulsan a 665 migrantes por día. A través de llamadas anónimas y operativos en centros de trabajo, el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) ha detenido a más de 81 mil extranjeros sin papeles desde enero de este año, con el pretexto de que son un peligro para el país al considerarlos “delincuentes” y no personas que solo tienen el anhelo de una vida digna.
Esta situación ha provocado protestas y detenciones violentas en Los Ángeles, California, extendiendo el clima de tensión a otras ciudades como Nueva York, Seattle, San Antonio, Washington D.C. y Filadelfia.
“Dios nos ama, sin importar de qué país venimos”
La Iglesia, tanto en Estados como en México, no tardó en reaccionar y marcar su postura. Así lo hizo el arzobispo de Los Ángeles, Mons. José Gómez, quien celebró una misa por la paz y la unidad en la que denunció, durante su homilía, la tensión, incertidumbre y violencia que se vive en las calles de una ciudad plagada de migrantes.
El prelado elevó oraciones por “nuestros vecinos que están sufriendo: hombres y mujeres buenos, trabajadores, personas de fe”, y también por “la policía y por todos los que arriesgan su vida para mantener seguras nuestras comunidades”.
Gomez subrayó que el mensaje del Evangelio es claro: “Dios tiene un plan para su creación, un sueño de amor para toda la humanidad”. Y añadió con firmeza:
“Jesús nos ama tanto que dio su vida por nosotros. No solo por algunos, sino por cada hombre y mujer que ha nacido y que nacerá, sin importar el país del que venimos o el idioma que hablamos”.
El arzobispo explicó que eso es precisamente lo que significa la palabra “católico”: “Universal, internacional, para todo el mundo. Significa que nadie queda atrás, nadie queda fuera. Todos somos hijos de Dios, hermanos y hermanas, hijos e hijas de un mismo Padre celestial. Esa es la hermosa visión del Evangelio”.
“No son delincuentes”
En tanto, Mons. Eugenio A. Lira Rugarcía, obispo de Matamoros Reynosa y responsable de la Dimensión Episcopal de Pastoral de Movilidad Humana, emitió un comunicado a través de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), en el que también manifestó su dolor y preocupación.
“Como bien ha señalado Mons. José Gómez, arzobispo de Los Ángeles, si es verdad que nadie desea la presencia de delincuentes en sus comunidades, es necesario distinguir que, aunque algunos migrantes indocumentados cometan actos delictivos, no todos los migrantes indocumentados son delincuentes. Es más, la gran mayoría de los migrantes indocumentados contribuyen al bien de las comunidades en las que viven y trabajan”.
Y resaltó que “esta necesaria distinción, que hace posible superar confusiones que llevan a cometer errores, permite ver con claridad la realidad y tomar decisiones adecuadas en beneficio de todos. Decisiones que, para los creyentes, deben estar iluminadas por la Palabra de Dios, que ha ducho: «No debe haber diferencias entre el extranjero y ustedes» (Nm 15, 16). «Da a los forasteros –comenta san Agustín- lo que recibirás en tu patria» (Sermón 86, 10)”.
Planteó que la solución a la migración indocumentada requiere múltiples acciones conjuntas. Entre ellas, un sistema de inmigración que permita hacer las cosas bien, sin tener que recurrir a otros caminos que solo terminan complicando la vida de todos. “De ahí la exhortación del Papa León XIV: «Nadie puede eximirse de favorecer contextos en los que se tutele la dignidad de cada persona… sean estos ciudadanos o inmigrantes» (Discurso al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, 16 de mayo de 2025)”.
Acciones que lastiman la dignidad
El 10 de febrero del 2025, el Papa Francisco envió una carta al episcopado estadounidense, en la que los invitó a tomar conciencia y postura clara ante las deportaciones que ya habían comenzado y que estaban por intensificarse:
“He seguido con atención la importante crisis que está teniendo lugar en los Estados Unidos con motivo del inicio de un programa de deportaciones masivas. La conciencia rectamente formada no puede dejar de realizar un juicio crítico y expresar su desacuerdo con cualquier medida que identifique, de manera tácita o explícita, la condición ilegal de algunos migrantes con la criminalidad. Al mismo tiempo, se debe reconocer el derecho de una nación a defenderse y mantener a sus comunidades a salvo de aquellos que han cometido crímenes violentos o graves mientras están en el país o antes de llegar. Dicho esto, el acto de deportar personas que en muchos casos han dejado su propia tierra por motivos de pobreza extrema, de inseguridad, de explotación, de persecución o por el grave deterioro del medio ambiente, lastima la dignidad de muchos hombres y mujeres, de familias enteras, y los coloca en un estado de especial vulnerabilidad e indefensión”.
De cumplir sus propósitos, el mandatario estadounidense estaría separando a alrededor de 4 millones de familias de estatus mixto —donde algunos miembros son indocumentados y otros son ciudadanos estadounidenses— durante su gobierno.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 22 de junio de 2025 No. 1563