Por Juan Ramón Gómez Pascual cmf*

“Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos. Él les dijo: Cuando oréis decid: Padre, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo aquel que nos debe, y no nos dejes caer en tentación”.

Los discípulos de Jesús veían que él se retiraba con frecuencia a rezar, sobre todo cuando iba a realizar alguna cosa importante (la elección de los apóstoles, los milagros, antes de que lo prendieran…). Por eso, uno de los discípulos le pide a Jesús que les enseñe a orar. Y Jesús les dice a ellos (y a nosotros), cómo debemos rezar: el Padre Nuestro.

La presencia de Dios en nuestra vida siempre es para bien ¡Ay si no lo vivimos así! Y es que, a menudo, nuestra fe se ve sometida a la tentación de la falta de fe, de la incredulidad, de la falta de confianza. En cuanto algo no nos sale como nos gustaría o como lo preveíamos; en cuanto nos parece que Dios no está escuchando nuestra plegaria; en cuanto se presentan piedras en el camino… Aparece la duda, la eterna pregunta sobre su existencia, sobre su intervención en la historia y en la vida.

Por eso, el Evangelio nos hace mucho bien al recordarnos Jesús que, su Padre, siempre es Padre bueno, que escucha nuestras necesidades, las profundas, las auténticas, las de verdad… y les da la mejor de las respuestas: su presencia -su Espíritu- en medio de ellas. Porque con Él en medio, con su Espíritu… todo es mejor.

Toda pasión y toda muerte es susceptible de convertirse en Pascua. Por eso, si estás sintiendo el fracaso, la injusticia, el desconcierto, el dolor, la soledad, la incomprensión, el rechazo, el cansancio, la enfermedad, la ruptura, la oscuridad… agradece al discípulo que preguntó al Señor cómo orar y este le contestó con la oración del Padre Nuestro, la que nos invita cada día a decir “hágase tu Voluntad”. Es lo mejor que te puede pasar.

*El autor es misionero claretiano, Vive y predica en Don Benito (Badajoz, España)

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 10 de agosto de 2025 No. 1570

 


 

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