Hace dos años el Papa Francisco convocó a los fieles a esforzarse por asumir como propias las cuatro virtudes que tuvo san Juan Diego, el primer santo indígena.

Por Vladimir Alcántara Flores – Desde la Fe

Para el Papa Francisco, San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, vidente de la Virgen de Guadalupe en el llamado Acontecimiento Guadalupano, además de ser un gran modelo de espiritualidad eucarística, contaba con cuatro virtudes muy específicas que pueden ser una guía a seguir por los fieles y asumirlas como propias, no solo en el marco de la fiesta litúrgica del primer santo indígena de América, sino de manera permanente.

En un mensaje dirigido a los participantes en el VIII Congreso Eucarístico Nacional de México, celebrado entre el 8 al 12 de noviembre de 2023, en la diócesis de Cuautitlán, el Santo Padre los invitó a construir ese templo que la Virgen de Guadalupe pidió por medio de Juan Diego, para contar con una Iglesia donde Dios se hace presente.

“Revivamos en nosotros esta experiencia desde la Eucaristía, que nuestra Iglesia esté preñada de Jesús, construyamos ese templo que la Virgen pidió, una Iglesia donde el Señor se hace presente para nuestra salvación”, subrayó el Papa Francisco en su mensaje dado a conocer en el marco del VIII Congreso Eucarístico Nacional de México, cuyo lema fue “Jesús Eucaristía, quédate y camina con nosotros con Juan Diego como guía”.

¿Cuáles son las 4 virtudes de San Juan Diego?

En su mensaje, el Santo Padre argentino presentó “a San Juan Diego como ejemplo de espiritualidad Eucarística” y destacó cuatro características con que contaba el “confidente de la dulce Señora del Tepeyac”, como lo llamó San Juan Pablo II en su segunda visita a México en 1990.

1. Búsqueda de Dios

De acuerdo con el Papa Francisco, San Juan Diego Cuauhtlatoatzin era un hombre que estaba permanentemente en la búsqueda de Dios, “y de hecho, cuando se le apareció la Virgen María, iba a escuchar las catequesis. Además de que gustaba de recibir el Sacramento”.

Juan Diego -expresó el Santo Padre-, no se amilanaba por tener que andar largo tiempo para saciarse con el Cuerpo de Cristo: “Este podría ser nuestro primer rasgo de identificación, sentirnos peregrinos y en búsqueda, necesitados de saciarnos de ese Dios que encontramos en el ministerio de la Iglesia, en la Palabra y en los Sacramentos”.

2. Se encamina hacia Jesús

El segundo rasgo, continuó Francisco, se puede descubrir en relación con la Santísima Virgen de Guadalupe, quien se le aparece a Juan Diego encinta, como un Sagrario donde Jesús ya está realmente presente.

El Santo Padre señala que la Virgen María viste a la usanza de México, y habla la lengua de los indígenas, manifestando en ese gesto la grandeza de la encarnación del Hijo de Dios, que se hizo hombre para encontrarnos y comunicarse con nosotros, por lo que le pidió a Juan Diego construir un templo para encontrar a Jesús.

“La Virgen pide a Juan Diego construir un templo, para darnos a nosotros también la posibilidad de revivir en la Eucaristía, en la Palabra y en el ministerio de la Iglesia, esta misma experiencia de poder encontrar a Jesús, hablarle, escucharle y sentir su presencia en nuestras vidas. Juan Diego permanecerá en ese lugar sagrado atendiendo a los peregrinos, transformando su búsqueda en acogida”, indicó el Papa.

3. Mira a Dios en el necesitado

El Papa Francisco señaló que la tercera virtud del santo mexicano parte del hecho de que decidiera quedarse con su tío enfermo a pesar de que la Virgen lo esperara, siendo capaz de “dejar a Dios por Dios”, en el pobre y en el enfermo.

“La Virgen no se lo reprocha, sino que sale a su encuentro y le promete su ayuda. De ese mismo modo, nuestra Iglesia debe estar atenta al dolor profundo de cada hombre, para decirle, como María a Juan Diego: ‘¿No estoy yo aquí, que soy tu madre?’”.

4. Tiene perseverancia

Para el Papa Francisco, la cuarta virtud de San Juan Diego es su “necesidad de ser paciente y perseverante, como se lo pide la propia Virgen, sin desalentarse por la aridez y frialdad con la que el obispo Fray Juan de Zumárraga recibe su anuncio sobre la petición que le hizo la Virgen de Guadalupe.

“Y estas son las medicinas que curan la suspicacia del prelado, que se rinde ante el prodigio de la fe de Juan Diego, de su confianza y de su caridad, flores tan o más perfumadas que las que cayeron de su tilma”, concluye el Papa en su mensaje.

 

Publicado en Desde la fe


 

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