Por P. Eduardo Hayen Cuarón

En muchos hogares y parroquias, con motivo de la Navidad, colocamos los nacimientos o belenes como signo de nuestra veneración al misterio de la Encarnación. Hoy en algunas parroquias los nacimientos han dejado de colocar las imágenes tradicionales del Niño, María, José, los pastores, la vaca, la mula y los magos para cambiarlas por figuras abstractas por motivo de hacer denuncias sociales. Recuerdo a una familia que colocaba en su nacimiento, en los años 90, a personajes encapuchados que representaban al Ejército Zapatista de México.

Algunas comunidades optan por colocar belenes con migrantes, personas sin hogar, familias en espera de permisos de residencia, miembros de ICE que persiguen a la Sagrada Familia, niños palestinos de Gaza, «niñas» Jesús que reclaman el diaconado femenino y hasta parejas homosexuales que están junto al pesebre como si fueran los dos padres de Jesús, lo cual es blasfemo y sacrílego. Las representaciones del nacimiento no debe ser retorcidas por ideologías mundanas o gustos políticos que sólo escandalizan y dividen, sino deben ser una exaltación del misterio de la Encarnación del Hijo de Dios representada por los personajes bíblicos.

Imagen de Christiane en Pixabay


 

Por favor, síguenos y comparte: