Por Sergio Guzmán |

“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús […] Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”, nos dice el Santo Padre Francisco en su Exhortación Apostólica Evangelli Gaudium. Palabras oportunas e inspiradoras que en este tiempo de Navidad nos pueden ayudar a descubrir todo lo que en nuestra vida es motivo de alegría, esperanza y de inmenso gozo. Recomiendo a continuación algunas películas, que sin ser explícitamente religiosas, pueden ser un faro o estrella para acercarnos al misterio del Amor encarnado, del Dios que nos salva, del Dios con nosotros.

Los Coristas de Christophe Barratier (Francia-Suiza, 2004, 96 min.)

Los coristas es una película que llega al corazón, que conmueve, que eleva el espíritu. Clémet Mathieu es un músico que llega como prefecto de disciplina a una escuela correccional: “El fondo del Estanque”. A quien primero se encuentra es al pequeño Pepinot, quien espera con ansías que su padre venga a buscarlo. Pepinot no es el único niño que espera ser rescatado o salvado. Cada niño tiene su historia, sus sueños y anhelos… que Mathieu, haciendo honor a su nombre (Regalo de Dios), alimentará a través del canto. Muy sugerente es el villancico (El himno a la noche de Rameau) que cantan los niños: “La sombra que te acompaña es tan dulce, tan dulce es el concierto de tus voces cantando la esperanza… siente en medio de la noche, la ola de la esperanza, ansia de vivir, camino de la gloria”.

Que bello es vivir de Frank Capra (E.U., 1946, 130 min.)

¡Qué bello es vivir! es un clásico del cine norteamericano protagonizado por James Stewart y Donna Reed. Con claras referencias a Canción de Navidad de Charles Dickens es una película llena de valores humanos. Esta película puede ayudarnos a reconocer a quienes han sido ángeles o mensajeros de Dios en nuestras vidas, a dar gracias a todas aquellas personas que nos han acompañado, sostenido, alentado en momentos oscuros y difíciles de la vida. Al ver esta película podemos recordar con alegría y esperanza aquellas palabras dirigidas a los pastores de Belén y a toda la humanidad: “No teman, pues les anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor” (Lc 2, 10-11).

Kolya de Jan Sverák (Rep. Checa, 1996, 105 min.)

Louka es un músico que ha sido excluido de la orquesta de Praga por cuestiones políticas, se gana la vida tocando en funerales y reparando lápidas en el cementerio. El encuentro con Koyla, un simpático niño de 5 años, hijo de una joven rusa con quien Louka se casa a cambio de una buena suma de dinero, irá transformando y alegrando la vida de este músico venido a menos. El cartel de la película es muy original: un big close-up del rostro de Louka con los ojos cubiertos por las manos de Koyla: una invitación a la ternura y a la confianza. Que el visionado de esta película –contada con gracia, ternura y algo de ironía- nos ayude a descubrir, a reconocer y celebrar también cómo Dios hecho hombre, Niño recostado en un pesebre, nos trae tanta luz, alegría y esperanza.

Cambio de planes de Pedro Arango (España, 2011, 110 min.)

Unos días previos a la Navidad Manolo –un hombre de unos 40 años, distanciado de su esposa, con poca comunicación con sus hijos, con una vida más bien decadente y rutinaria- se encuentra con Antonio, un chico de 15 años con cáncer terminal. Antonio se sabe enfermo, que va morir; pero tiene mucha vida por dentro… y es la que quiere compartir y contagiar a todos. “¿Cómo andamos de fe?”, le cuestiona el chico a Manolo. Manolo es sincero con él: “Antes creía, pero ahora no”. Antonio con humor y sinceridad le dice: “Yo al revés: antes nada y ahora no tengo duda”. Cambio de planes es una bella y disfrutable historia que nos invita al cambio de actitudes, a vivir con alegría, a buscar a Dios ahí donde Él se nos quiera manifestar: en la sonrisa de un niño, en una mesa compartida, en un portal…

E.T. el extraterrestre de Steven Spielberg (E.U., 1982, 115 min.)

La película del E.T. el extraterrestre es considerada por algunos críticos como una parábola cristiana. De principio a fin muchas escenas nos pueden remitir a Jesús y su paso por este mundo: cuando nace en el portal de Belén, cuando anuncia el Reino de Dios, cuando muere, resucita y asciende a los cielos. Elliot es un niño de nueve años de edad que cuida, proteje y da posada a este ser de otro planeta con quien va creando vínculos afectivos. E.T. es una emotiva y bella película para verse en familia y que nos recuerda al Niño Jesús que viene a nosotros a darnos vida, salud, amor. Por supuesto nosotros -como el niño Elliot- podemos acojer y cobijar en el necesitado, en el migrante, en el enfermo a Dios que ha bajado del cielo y tomado nuestra condición.

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