EL OBSERVADOR LATINOAMERICANO | VENEZUELA |

Venezuela vive días de incertidumbre. El Tribunal Supremo de Justicia anunció el jueves pasado que adquirirá las funciones de la Asamblea Nacional, lo que indica que el poder legislativo pasará a manos de Nicolás Maduro, presidente del país. «Dicha medida representa un auténtico golpe de Estado y asevera la crisis económica, social, política que están viviendo los venezolanos».

Ante el panorama, la Conferencia Episcopal Venezolana considera que lo acontecido es una nueva crisis nacional que lesiona la democracia de la nación. Además, señalan a través de un comunicado, son decisiones moralmente inaceptables, porque perjudican principalmente a la población.

“En nuestra condición de pastores de la Iglesia Católica, sentimos que estamos ante unas ejecutorias que desconocen e inhabilitan el órgano público que representa la soberanía popular, en función del ejercicio omnímodo y unilateral del poder, sin tomar en cuenta a la gente” expresan los Obispos.

La Conferencia también señala que una nación sin parlamento es “un cuerpo sin alma”. Esto debido a que la Asamblea Nacional es la voz del pueblo y, al pasar al Tribunal Supremo de Justicia, perderá el objetivo de responder a las necesidades de los venezolanos, trayendo consigo arbitrariedad en la toma de decisiones, así como corrupción y abriendo camino hacia una posible dictadura.

“Más allá de las consideraciones jurídicas y constitucionales, la eliminación de la Asamblea Nacional, suplantándola por una representación de los poderes judicial y ejecutivo, es un desconocimiento absoluto de que la soberanía reside en el pueblo y de que a él le toca, en todo caso, dar su veredicto” subrayan en el comunicado.

Asimismo, los Obispos señalan que es indispensable crear medidas e iniciativas innovadoras que construyan una convivencia libre, justa y fraterna. Por lo tanto, exhortan a Venezuela a considerar opciones para proteger sus derechos a través de la desobediencia civil, las manifestaciones pacíficas, por ejemplo.

Finalmente, y con la Semana Santa próxima, la Iglesia venezolana continuará animando la esperanza, la alegría y la solidaridad en la población, a través de las celebraciones litúrgicas y actos piadosos.

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