El Observador |

«Urgimos a las autoridades a un trabajo coordinado que resuelva de manera integral e incluyente el drama de la violencia que aqueja a tantas personas y familias, a fin de que los ciudadanos puedan vivir en paz, como es su derecho», ha expresado la noche de este 21 de enero, el Consejo Permanente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), al referirse a la situación de violencia provocada por el crimen organizado que vive el estado de Michoacán.

Los obispos, representantes de las 18 provincias eclesiásticas y el Consejo de Presidencia de la CEM, señalan, en un comunicado, que respaldan lo expresado por Miguel Patiño Velázquez, obispo de Apatzingán, quien en su Carta Pastoral del pasado 15 de enero, con honestidad y valentía, ha señalando que «la gente espera una acción más eficaz del Estado en contra de los que están provocando este caos», y ha pedido «a los políticos, al gobierno y al Secretario de Gobernación» que «den a los pueblos de nuestra región signos claros de que en realidad quieren parar a la máquina que asesina».

Los pastores señalan que han «hecho nuestro el dolor que experimentan quienes son víctimas de la violencia, en distintas zonas de nuestro país, particularmente en Michoacán»; a la vez que reconocen «la cercanía y solidaridad de los obispos, sacerdotes, personas consagradas y fieles laicos de aquella región con quienes sufren, así como los grandes y valientes esfuerzos que están haciendo para contribuir a la pacificación del lugar».

De la misma manera, señala el comunicado, los obispos reiteran «el compromiso y la disposición de la Iglesia católica a seguir colaborando en la atención pastoral de las víctimas de la violencia y en la reconstrucción del tejido social, favoreciendo una cultura del respeto al estado de derecho y de la paz».

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