Por Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Acapulco |

Comenzaremos el próximo miércoles 5 de marzo el tiempo de la Cuaresma que, según el ritmo de la liturgia católica, pone una especial atención a la debilidad humana en todos los aspectos de la vida para sanar y fortalecer mediante el misterioso amor de Dios que nos disponemos a celebrar en la fiesta de la Pascua de Jesús. Hoy quiero referirme a un tema que necesita ser atendido con el corazón y con la inteligencia porque es clave para la Iglesia y para la sociedad: la familia.

De hecho, la Arquidiócesis de Acapulco está celebrando el Año de la Familia en este año 2014, como una oportunidad que queremos aprovechar para construir condiciones pastorales en favor de las familias, muchas de ellas, víctimas de la violencia, de la pobreza y de otros males que las afligen. Y esta Cuaresma la queremos aprovechar para reconocer nuestros pecados que afectan a las familias, nuestros descuidos y omisiones y nuestras actitudes y conductas que las han dañado.

El Papa Francisco, en una reciente ‘Carta a las familias’, les pide a estas su insistente oración por la Asamblea general extraordinaria del Sínodo de los Obispos, convocada para tratar el tema “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”, la que se celebrará en Roma el próximo mes de octubre. Señala el Papa que ‘la Iglesia hoy está llamada a anunciar el Evangelio afrontando también las nuevas emergencias pastorales relacionadas con la familia’.

Secundando esta llamada del Papa Francisco, quiero animar a todas las familias a sumarse a esta cruzada de oración y a participar en las acciones pastorales que la Arquidiócesis está promoviendo para sanar y fortalecer a las familias de manera que estén en condiciones de construir la paz en su interior y de colaborar en el fortalecimiento de una sociedad más solidaria y pacífica. Evangelicemos a las familias y tengamos respuesta pastoral para las diversas situaciones que se viven en las familias.

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