Misiones salesianas |

Más de 83.000 niños y niñas huérfanos de Colombia han conseguido cambiar la vida en las calles y la exclusión por los pupitres de las aulas y una vida donde ellos son los protagonistas. Los misioneros salesianos que trabajan en Medellín desde 1965 tratan de dar esperanza y un futuro mejor a los miles de niños y niñas que se ven atrapados por la violencia y la pobreza de las calles.

“Muchos niños, niñas y jóvenes huérfanos se ven solos en las calles, sin la protección de su familia y expuestos a la violencia, las drogas, la explotación…”, explican los misioneros salesianos. El proyecto Don Bosco City de la ciudad de Medellín es uno de los programas más grandes y antiguos de atención a niños y niñas en riesgo de toda Latinoamérica.

El trabajo con los menores comienza en las calles. Los misioneros y voluntarios recorren kilómetros para entablar una relación con ellos. “Tratamos de cubrir sus necesidades más básicas: comida, ropa y un lugar donde dormir”, cuentan. Si el menor así lo decide, da un paso más y entra en el hogar de acogida, donde además de lo básico va a tener la posibilidad de tener atención psicológica y recibir educación y formación para labrarse un futuro. “En Colombia, al menos el 20% de los niños en edad escolar no va al colegio. Pero la educación es fundamental para que su futuro sea provechoso”, dicen los misioneros.

Don Bosco City es sólo uno de los programas de atención a niños y niñas en riesgo de Colombia. Los misioneros también realizan estas labores en Bogotá, donde atienden a 9.000 menores cada año, o en Cali, donde trabajan en la recuperación y formación de niños y niñas soldado, utilizados por las guerrilas revolucionarias del país.

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