Nos acercamos a las familias de los normalistas desaparecidos y demás víctimas de la violencia.
Por Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Acapulco |
Como respuesta a una parte de la problemática generada el 26 de septiembre pasado por la agresión contra los normalistas de Ayotzinapa, que ha desatado una crisis política en el estado de Guerrero, la Arquidiócesis de Acapulco se ha propuesto encontrarse con las familias que sufren el dolor y el sufrimiento, como consecuencia de ese hecho, para ofrecerles un acompañamiento pastoral. Para ello, nos hemos reunido ya con familias de los normalistas desaparecidos de la región de Ayutla de los Libres que serán acompañadas por las parroquias de Ayutla y Tecoanapa en los aspectos espiritual y psicosocial. Lo msmo nos proponemos hacer con familias de Atoyac de Alvarez. También quiero entrar en contacto con los padres de familia del resto de los jóvenes muertos y desaparecidos para acompañarlas en su dolor y ayudarles a fortalecerse y a transformar su dolor en esperanza.
Así mismo, es necesario ampliar esta ayuda a las miles de víctimas que lo necesitan. La diócesis de Chilpancingo Chilapa ya lo está haciendo, sobre todo en la región de Iguala y veo con esperanza que las demás diócesis se puedan ir incorporando a esta necesaria tarea pastoral.
Próximamente haremos la presentación de algunas publicaciones que contienen subsidios y herramientas precisas para realizar este acompañamiento a las víctimas en donde sea necesario, por personas y comunidades que reciban una capacitacion básica. Esta atención a las víctimas es una prioridad para nuestra Iglesia de Acapulco, que solo cumple la obligación que le impone el Evangelio en cuanto a consolar a los que sufren.