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El respeto de los niños, víctimas de la guerra, fue el tema de la intervención del arzobispo Silvano M. Tomasi, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales,en Ginebra durante la 28ª sesión del Consejo de Derechos Humanos que tuvo lugar el 17 de marzo 2015.

»La Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre la República Árabe de Siria -dijo el arzobispo- informó recientemente que, desde la crisis, más de 10 millones de sirios han huido de sus hogares. Esto es casi la mitad de la población del país, ahora privada de sus derechos elementales….Diversas fuentes han proporcionado pruebas de cómo los niños sufren las consecuencias brutales de un estado de guerra persistente en su país. Los niños son reclutados para combatir, a veces incluso utilizados como escudos humanos en los ataques militares. El llamado grupo del Estado Islámico (Isis), ha agravado la situación mediante el uso de niños como terroristas suicidas; matando a los que pertenecen a diferentes comunidades religiosas y étnicas; vendiéndolos como esclavos en los mercados, ajusticiándolos en masa y cometiendo otras atrocidades… Los niños representan alrededor de la mitad de la población de refugiados en los campamentos de Oriente Medio y son el grupo demográfico más vulnerable en tiempos de conflicto y migración. Más allá de las situaciones específicas que deben afrontar los niños desplazados internamente y los que viven en campos de refugiados en la región, y más allá de las inmensas tragedias que les afectan, es importante imaginar su futuro, centrándose en tres áreas de preocupación»

»En primer lugar -afirmó- el mundo necesita hacer frente a la situación de los niños apátridas, y como tales, en virtud de la ley, jamás nacidos. Las Naciones Unidas estiman que sólo en el Líbano hay unos 30.000 de ellos. También, debido a los conflictos en el Medio Oriente y la erradicación de la masa de las familias, varios miles de niños no registrados se encuentran dispersos en los campos y en los países de asilo… Los niños apátridas cruzan fronteras internacionales solos y se encuentran totalmente abandonados…Si bien todos se enfrentan a grandes dificultades, los que huyen de Siria hacen frente a desafíos aún más dramáticos: un niño con menos de once años e indocumentado no tiene acceso a los servicios más básicos. Obviamente estos niños no pueden ir a la escuela y son susceptibles de ser adoptados ilegalmente, reclutados por un grupo armado, explotados o forzados a ejercer la prostitución. Todos los niños tienen derecho a ser registrados al nacer y, por tanto, a ser reconocidos como persona ante la ley. La aplicación de este derecho abre el camino que da acceso al disfrute de otros derechos y beneficios que afectan al futuro de estos niños. Simplificar los mecanismos y requisitos para el registro, renunciar a los impuestos, comprometerse en una legislación que incluya a los refugiados son algunas medidas para hacer frente a la difícil situación de los niños apátridas».

En segundo lugar, »otro elemento importante que afecta al futuro de los niños desarraigados es la educación. Tanto en Siria como en los campamentos de refugiados en la región, proporcionar una educación se ha vuelto extremadamente problemático. Cerca de 5.000 escuelas fueron destruidas en Siria, donde más de medio millón de estudiantes ya no recibe enseñanza y donde los ataques a los edificios escolares continúan…. La Comunidad Internacional parece haber calculado mal el alcance de la crisis siria. Muchos creían que el flujo de refugiados sirios era temporal y que esos refugiados dejarían los países de asilo dentro de pocos meses. Ahora, después de cuatro años de conflicto, parece probable que estos refugiados se mantendrán y que la población local tendrán que aprender a vivir con ellos a su lado ….En los campos sólo hay 40 profesores para más de 1.000 estudiantes, con edades comprendidas entre los 6 y los 17 años. Por diferentes razones, tanto en su país de origen como en los campamentos de refugiados los niños encuentran un sistema educativo inadecuado que altera su futuro. Hay una necesidad urgente de un sistema de educación que pueda ocuparse de estos niños y dar un poco de normalidad en sus vidas».

Por último otra grave consecuencia de la persistente violencia que azota el Medio Oriente es »la separación de los miembros de la familia, lo que obliga a muchos niños a valerse por sí mismos… Con el fin de evitar una mayor explotación de los niños y para protegerlos adecuadamente, hay que hacer un esfuerzo extra para facilitar la reunificación con sus familias».

»El derecho a una identidad legal, a una educación adecuada y a la familia -concluyó el prelado- son elementos claves y requisitos específicos de un sistema integral de protección del niño. Estas medidas requieren la estrecha cooperación de todas las partes interesadas. El acceso a una buena educación y atención psicosocial, así como otros servicios básicos, es extremadamente importante. Sin embargo, los niños no pueden beneficiarse de estos servicios a menos que sean registrados al nacer y que se ayude a sus familias y comunidades a protegerlos mejor. Si la violencia no se detiene y no se recupera el ritmo normal de la enseñanza y el desarrollo, estos niños corren el riesgo de convertirse en una generación perdida».

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