«El huracán Ingrid y la tormenta tropical Manuel devastaron pueblos, pero el amor al prójimo ha permitido que muchas familias se levanten con esfuerzo solidario».

La Comisión Episcopal de Pastoral Social (CEPS-Caritas) ha dado a conocer que ha llegado a buen término un proyecto de reconstrucción y promoción humana en las comunidades de Ocotequila y Copanatoyac, en la Diócesis de Tlapa, Guerrero, en la que 109 personas han recuperado parte del patrimonio perdido, han adquirido nuevas habilidades para convertirse en agentes de su propio desarrollo, se han reincorporado a una actividad económica, trabajan en equipo en programas productivos y mejoraron su seguridad alimentaria.

El proyecto impulsado por Cáritas Mexicana y la Diócesis de Tlapa, no sólo apoyó la creación de 15 equipos de trabajo para actividades productivas, sino que también dejó un capital humano de 54 agentes de la pastoral social capacitados para emprender nuevos proyectos similares en las siete dimensiones que conforman nuestra razón de ser: salud, movilidad humana, medio ambiente, pastoral de la mujer, Cáritas, proyectos productivos y acompañamientos de las autoridades y organizaciones.

En septiembre de 2013, todas estas familias no tenían esperanza, se las arrebató la fuerza de la naturaleza y su pobreza, pero tras dos años de esfuerzo, en dos etapas distintas, han descubierto que trabajando juntos, solidariamente y en equipo, su realidad puede cambiar.

«De nada hubiera servido donarles 600 pollitos, 140 lechones, alimentos, vacunas, medicamentos o los materiales para construir 14 galeras, si ellos mismos no se hubieran mostrado dispuestos a capacitarse y a trabajar en equipo».

Sus problemas no están resueltos, pero resulta asombroso que con tan sólo alrededor de un millón 200 mil pesos se hallan beneficiado a tantos y se esté generando un cambio en ellos. Hoy, ya empiezan a ser independientes, vendieron sus primeros pollos y lechones, y ya adquirieron con sus propios recursos las primeras especies para continuar su crecimiento. No es fácil. Viven en una de las zonas más pobres del continente, en situación de desnutrición, falta de ingresos, deficiencias educativas, de salud e higiene. Erigir los proyectos productivos ha requerido un tiempo que es muy largo para las personas que requieren de un beneficio inmediato, además de que no están acostumbrados a trabajar en equipo por la desconfianza que brota de tantos años de corrupción y explotación.

Sin embargo, «podemos decir que Cáritas Mexicana y la Diócesis de Tlapa han cumplido con las familias que quisieron participar en estos dos años. Además, no se quedan solos, se les dejan 7 equipos de apoyo, trabajando unos con otros para hacer crecer el proyecto. Podemos decir que ya han despertado la esperanza en sus compañeros, vecinos y familiares. Algunos ya iniciaron por cuenta propia y de la Diócesis la promoción de al menos 11 nuevos proyectos en diversas actividades como panadería, ganadería, piscicultura, producción de velas y artesanías».

Con información de CEPS-Caritas

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