Por Fernando Pascual |

Corre la noticia de que importantes páginas de Internet están pensando cómo controlar las difusión de noticias falsas.

¿Será verdad? Podríamos cambiar la pregunta para ir más a fondo: ¿hay que controlar las noticias falsas?

Hablar de controles en la difusión de noticias genera una razonable desconfianza. Entre otros motivos, por la pregunta que surge inmediatamente: ¿quién establecerá esos controles?

Es cierto que resulta necesario pensar en maneras concretas para que no se difundan noticias falsas. Pero establecer controles y censuras no parece lo más adecuado.

Hay otro modo de afrontar el problema, y que va a las raíces. Se trataría de fomentar una ética de la información que estimule a todos los que difunden “noticias” a emprender un serio trabajo de estudio antes de publicar cualquier novedad.

No parece fácil, en un mundo competitivo donde ganarse la “exclusiva” y presumir de ser el primero parece ser casi una obsesión en muchos periodistas y medios de comunicación.

Pero sí resulta posible cuando, junto a la ética enseñada a los periodistas, también se propone a los destinatarios un sano espíritu crítico y modos sencillos de “castigar” a aquellos medios que muestran poca seriedad y que incurren en muchos errores o falsedades.

Ante la difusión de noticias falsas, vale la pena evaluar bien antes de difundir algo, controlar seriamente los datos disponibles, investigar en profundidad el tema, y escoger aquellos periodistas y medios que se caracterizan por su seriedad y por su sincero amor por la justicia.

Entonces será posible que las noticias falsas queden, poco a poco, arrinconadas, y que aquellos informadores que trabajan de modo profesional y correcto reciban la atención y acogida que merecen.

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