La pusilanimidad, el tener miedo de todo, que no nos hace tener memoria, esperanza, coraje y paciencia es el pecado que paraliza al cristiano, impidiéndoles vivir la vida de fe tres puntos de referencia: el pasado, el presente y el futuro. Lo dijo el Papa Francisco en la homilía de la misa celebrada esta mañana en la casa santa Marta, partiendo del pasaje de la Carta a los Hebreos, allí donde exhorta a vivir la vida cristiana haciendo memoria, mirando al futuro y a vivir el presente con valentía y franqueza.
Ante todo la Carta nos invita a hacer memoria, porque “la vida cristiana no comienza hoy: continúa hoy”. Hacer memoria es “recordar todo”: las cosas buenas y las menos buenas, es poner mi historia “delante de Dios”, sin cubrirla o esconderla. “Hermanos, traigan a la memoria aquellos primeros días”: los días del entusiasmo, de ir adelante en la fe, cuando se comenzó a vivir la fe, las pruebas sufridas… No se entiende la vida cristiana, también la vida espiritual de cada día, sin memoria. No sólo no se entiende: no se puede vivir cristianamente la memoria. La memoria de la salvación de Dios en mi vida, la memoria de los problemas de mi vida, pero ¿cómo el Señor me ha salvado de estos problemas? La memoria es un a gracia: una gracia que hay que pedir. “Señor, que yo olvide tu paso en mi vida, que yo no olvide los buenos momentos, también los feos; las alegrías y las cruces”. El cristiano es un hombre de memoria”.
Luego el autor de la Carta nos hace entender que “estamos en camino en espera de algo” de “llegar a un punto: un encuentro; encontrar al Señor”. “Y nos exhorta a vivir por la fe”. “La esperanza: mirar al futuro. Así como no se puede vivir una vida cristiana sin la memoria de los pasos realizados, no se puede vivir una vida cristiana sin mirar el futuro con la esperanza… del encuentro con el Señor. Y él dice una frase bella: “Todavía un poco…” ¡Eh!, la vida es un soplo, ¿Eh? Pasa. Cuando uno es joven, piensa que tiene tanto tiempo en adelante, pero luego la vida nos enseña que aquella palabra que todos decimos. Pero, ¡Cómo pasa el tiempo! ¡A este lo conocí cuando era un niño y ahora se casa! ¡Cómo pasa el tiempo! Llega rápido. Pero la esperanza de encontrarlo es una vida en tensión, entre la memoria y la esperanza, el pasado y el futuro”.
Y la Carta invita a vivir el presente, “tantas veces doloroso y triste”, con “coraje y paciencia”: o sea, con franqueza, sin vergüenza y soportando las cuestiones de la vida. Somos pecadores, “todos lo somos”. “Quien antes, quien después… si quieren, podemos hacer la lista después, pero todos somos pecadores. Todos. Pero vayamos adelante con coraje y con paciencia. No nos quedemos allí, firmes, porque esto no nos hace crecer”.
El autor de la Carta a los Hebreos, en concreto, exhorta a no realizar el pecado que no hace tener memoria, esperanza, coraje y paciencia: la pusilanimidad. “Es un pecado que no te deja ir adelante por miedo”, mientras que Jesús dice: “No tengan miedo”. Pusilánimes son “aquellos que van siempre atrás, que se cuidan demasiado a sí mismos, que tienen miedo de todo”. “No arriesgar, por favor, no… la prudencia…”Los mandamientos todos, todos… Sí, es verdad, pero esto te paraliza también, te hace olvidar tantas gracias recibidas, te quita la memoria, te quita la esperanza porque no te deja caminar. Y el presente de un cristiano, de una cristiana así es como cuando uno va por el camino y llega una lluvia inesperada y la ropa no es tan buena y se encoje la tela… Almas estrechas… esta es la pusilanimidad: este es el pecado contra la memoria, el coraje, la paciencia y la esperanza. El Señor nos haga crecer en la memoria, nos haga crecer en la esperanza, no dé cada día el coraje y la paciencia y nos libere de aquella cosa que es la pusilanimidad, tener miedo de todo… Almas estrechas para conservarse. Y Jesús dice: “Quien quiera conservar la propia vida, la pierde”.