ENTREVISTA EXCLUSIVA |

Por Gilberto Hernández García |

El Papa Francisco designó como nuevo obispo de San Cristóbal de Las Casas a Monseñor Rodrigo Aguilar Martínez, hasta antes del 3 de noviembre obispo de Tehuacán, Puebla. El sucesor de Monseñor Felipe Arizmendi asumirá el gobierno pastoral de su diócesis el próximo 3 de enero de 2018. Conversé con Don Rodrigo acerca de sus expectativas en esta nueva encomienda.

 

¿Cómo ha recibido la noticia de su designación como obispo de San Cristóbal?

No puedo decir que fue de total sorpresa, porque el señor Nuncio ya me había pedido previamente disponibilidad para ser candidato, pero sí sentí temor y temblor cuando ya me lo dijo como disposición del Papa, o más exactamente como disposición de Dios a través del Papa. El hecho de estar totalmente cierto de que aquí está la voz de Dios, me da paz. De modo que entra la fe y la esperanza de que voy en nombre de Dios y sostenido por su Gracia.

 

¿Qué significa para usted el hecho de ir como pastor de esa diócesis, una de las más antiguas de América?

Doy gracias a Dios que nací y crecí como bautizado y como sacerdote en una Diócesis también de larga historia, Morelia, lo cual me hace valorar un poco más lo que eso significa. Si yo valoraba en Morelia a Tata Vasco, ahora veo que Dios me envía a donde estuvo Fray Bartolomé de las Casas, contemporáneo de Tata Vasco; ambos ardientes defensores y promotores de los indígenas. El que San Cristóbal sea una Diócesis con una historia de fe que cuenta varios siglos, además de la cultura indígena tan presente, eso significa que hay muchas tradiciones que son estructura, que dan solidez, aunque a veces puedan sentirse como un peso. Además que ha tenido un caminar que le ha dado una identidad muy peculiar, en lo cual recientemente creo que colaboró mucho Monseñor Samuel Ruiz y los demás Obispos de estos últimos tiempos.

 

¿Cuáles son sus expectativas ante esta nueva encomienda?

Ya mencionaba el temor y temblor, de no estar a la altura de las expectativas que tengan puestas en mí; pero yo advierto que ahí se puede anidar el Mal Espíritu. En cambio dejándome conducir por el Buen Espíritu, el Espíritu de Dios, va creciendo la disposición a irme encariñando con todos los que forman la Diócesis, a orar por ellos, a empezar a amarlos. Agradezco los mensajes que me han hecho llegar distintas personas, sea sacerdotes, religiosas o laicos; también toda la comunicación que me ha dado Mons. Felipe Arizmendi, a quien veo muy diligente, amable y generoso. Sé que habrá experiencias de cruz y muerte, pero también gozos de resurrección.

 

San Cristóbal es una diócesis con un marcado rostro indígena, ¿qué pueden esperar los hermanos indígenas de su nuevo pastor?

He tratado de ser cercano a los indígenas, primero desde mi Diócesis madre, Morelia, con los purépechas; luego en Matehuala no había propiamente indígenas, sino comunidades con ascendencia indígena; pero en Tehuacán he estado en contacto con varias etnias, como son los nahuas, gnihuas, mazatecos, mixtecos y también hay algunas familias zapotecas que han emigrado a Tehuacán. He ido aprendiendo a conocerlos, a valorar su forma de pensar, de actuar, de vivir. Ciertamente mi experiencia de trato con los indígenas no es muy larga y también me veo con necesidad de ser más paciente, más comprensivo. En resumen, me he dejado querer y los he querido, pero puedo mejorar en esto. Eso ofrezco a los hermanos indígenas de San Cristóbal: conocer su historia, sus tradiciones, su vivencia de fe, también sus tribulaciones, las vejaciones que han sufrido, animarlos a salir adelante. Que los indígenas, y los mestizos y toda la comunidad diocesana de San Cristóbal, puedan esperar encontrar en mí a un pastor que se esmere en ser Buen Pastor con Cristo y como Cristo.

 

¿Qué le pide el nuevo obispo de San Cristóbal a su feligresía?

Como lo suele pedir el Papa Francisco, que oren por mí; yo también necesito de su oración. También les pido que no desfallezcan en su fe. Que las situaciones difíciles y adversas, no nos derrumben, sino que nos fortalezcan. O sea que las amenazas se conviertan en oportunidades de crecimiento. Que en todo y para todo encontremos en Cristo Jesús el Camino, la Verdad y la Vida. Su Evangelio da respuesta a toda situación humana.

 

¿Qué sentimientos, qué motivaciones le suscitan las figuras de fray Bartolomé de Las Casas y Don Samuel Ruíz, ahora que está a punto de asumir el gobierno de esa diócesis?

Tú mencionas a dos Obispos eximios en la historia larga de la Diócesis, hay muchos más, yo seré el Obispo número 39. En estos dos y en otros más quiero ver ejemplos concretos de cómo ser pastor a ejemplo de Cristo Buen Pastor. Los veo con respeto y admiración, de alguna manera también con veneración. De ninguna manera pretendo competir, sino aprender de ellos y ahora estar lo más disponible a lo que Dios quiere que sea y haga en su nombre en medio de la vasta comunidad diocesana. Me siento con fuerzas, pero también, a mi edad, 65 años, soy consciente de que no tengo la vitalidad juvenil. Dios mediante en San Cristóbal concluiré y culminaré mi servicio como Obispo. Quiero dar lo mejor de mí, como lo espera Dios y la comunidad eclesial.

 

 

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