Por Mónica OLVERA |
En ocasiones se ha estigmatizado la palabra “no”, como si en sí misma fuera negativa, quizá porque a final de cuentas implica negarnos o renunciar a algo: una cosa, hábito o incluso algo bueno pero que no nos conviene o corresponde. De cualquier manera es costoso e incluso doloroso enfrentar un “no” cuando se trata de algo que tienes arraigado hasta el tuétano o te representa un aparente bien. Recordemos que como decía San Vicente de Paul: “hacer el bien que Dios no quiere, es terminar haciendo un mal”.
Sin embargo, hay que recordar que muchas veces detrás de un “no” hay un gran “sí” de mucho valor. El “no” de alguna forma marca un límite concreto, pero deja la puerta abierta al amplio mundo del “sí”. Por ejemplo, tenemos claro que “no” hay que matar, robar ni mentir; esto es lo mínimo que debemos respetar para dar paso a las multiformas de hacer el bien: dar y proteger la vida, respetar y cuidar la propiedad ajena, transmitir la verdad, etc.
Por tanto, para lograr objetivos positivos en la vida, para alcanzar la santidad, hay que pasar por decir un “no” rotundo a aquello que contradice el amor a Dios y al prójimo, ya que “nadie puede servir a dos señores, pues amará a uno y odiará al otro” (Mt 6, 24). No es posible hacer el bien y el mal al mismo tiempo, hay que buscar la coherencia y congruencia de vida de cara a Dios, a uno mismo y a los demás, sin desanimarnos ni desesperarnos por nuestra debilidad y dureza de corazón. Al final, la libertad nos fue dada no sólo para evitar el mal sino para amar en plenitud. Los invito a tomar en cuenta esta lista de “noes” que tienen como fin liberarnos de lo que nos ata interiormente para poder decir grandes “síes”:
- NO al consumismo y avaricia. SÍ a la austeridad y pobreza cristiana.
- NO al orgullo y resentimiento. SÍ al perdón y reconciliación.
- NO a la mentira y engaño. SÍ a la sinceridad y honestidad.
- NO a la inmadurez. SÍ al compromiso y responsabilidad.
- NO al individualismo egoí SÍ a la apertura generosa.
- NO a la crítica destructiva. SÍ al respeto y paciencia.
- NO a la pérdida de tiempo. SÍ a la voluntad de Dios.
- NO al ruido y dispersión. SÍ al silencio interior.
- NO a la duda y temor. SÍ a la fe y esperanza.
- NO a la suposición. SÍ a buscar la verdad.
- NO a la lujuria. SÍ a la pureza y castidad.
- NO a la envidia. SÍ a la caridad humilde.
- NO a la autosuficiencia. SÍ a la oración.
- No a los juicios. SÍ a la comprensión.
- NO a la pereza. SÍ al servicio.
Mónica Olvera es licenciada en Educación y Desarrollo con un diplomado de Teología del Amor, especialista en el Creighton Model System, da pláticas prematrimoniales.
Página de Facebook: Mónica Olvera Consultoría