Por Chucho Picón |

Walter Gómez, un joven católico de la  Universidad Politécnica de Nicaragua y misionero digital, ha sido testigo de la represión brutal en contra de la sociedad, de la que también han sido víctimas sus compañeros universitarios. Walter comparte con El Observador un poco de la pesadilla que se vive actualmente en su país…

¿Quién es Walter Gómez?

Soy un joven universitario que estudia la carrera de Diseño Integral en Comunicación. Además, soy un misionero católico digital pues soy el coordinador internacional de Lio en las Redes, estrategia en redes sociales que agrupa a varias páginas católicas y movimientos de distintos países con gran influencia.

Además, también promuevo los valores católicos en la página de Facebook: Fe y Amor Católico, que tiene más de 830 mil seguidores y  actualmente vivo en Managua, capital de Nicaragua.

¿Qué ha pasado estos días en Nicaragua, por qué tanta violencia?

Hemos sufrido una represión violenta por parte del gobierno. Nuestra universidad se ha convertido en un lugar de muerte a manos de la policía y enviados del gobierno y del ejército, pues no quieren que levantemos la voz ante los hechos de corrupción del gobierno y ante la imposición de leyes relacionadas con el seguro social y pensiones, que son injustas. El gobierno ya dio marcha atrás a esas leyes, las revocó y ha liberado a algunos líderes, pero aún no hay paz, por eso se pide justicia ante los hechos de represión y muerte.

Las protestas en mi país comenzaron después de la imposición de la nueva ley de pensiones que obligaba el aumento a las aportaciones de empresarios y empleados, disminuyendo y reduciendo la cantidad que recibirían nuestros pensionados. Esta ley fue la consecuencia del despilfarro y derroche del gobierno en gastos excesivos y por la mala administración, que dilapidaron los fondos de pensión.

Las consecuencias de salir a las calles para protestar ante esta injusticia fueron una violenta represión por parte del gobierno a manos de la policía y el ejército. Ante estos hechos violentos y sangrientos, el presidente guardó un silencio que desató más  protestas en calles y universidades en Nicaragua.

¿Qué están pidiendo ahora para Nicaragua?

Ante la revocación de las leyes sobre las pensiones, pedimos: diálogo, que cese la violenta represión, que liberen en su totalidad a todos los universitarios y líderes sociales; también pedimos el respeto al derecho a la libertad de expresión, que acabe inmediatamente la censura en los medios de comunicación.

¿La iglesia católica como ha intervenido?

Fue perseguida y censurada, pues se les canceló el canal de televisión de la conferencia episcopal, pero la Iglesia católica en Nicaragua ha sido portavoz de la verdad y mediadora. Ha denunciado toda injusticia amoral y se ha pronunciado para que inmediatamente el gobierno detenga la represión violenta contra el pueblo. Monseñor Silvio Báez se ha ganado el respeto y cariño de los jóvenes universitarios al sentirse respaldados y protegidos por su pastor. Nos ha pedido que no nos detengamos en las protestas, ante las injusticias, pues esta lucha social es justa.

Esto nos motiva, pues los jóvenes nos mantendremos firmes hasta alcanzar la justicia de nuestros jubilados y pensionados; nos mantendremos en las protestas porque es nuestro derecho.

El lunes 23 de abril las calles de Nicaragua se llenaron de ciudadanos, se pintaron de azul y blanco y todos marcharon hacia la UPOLI, universidad que más ha sufrido; más de 100 mil manifestantes alzaron la voz a favor de los jóvenes universitarios.

Por último, puedo decir que las redes han sido nuestra plataforma de denuncia, pues los medios de comunicación de TV y radio fueron censurados.

Publicado en la versión impresa de El Observador del 29 de abril de 2018 No. 1190

 

 

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