Por Sergio Ibarra
«No sé con que armas se luchará en la Tercera Guerra Mundial, pero sí se con cuales lo harán en la Cuarta Guerra Mundial: piedras y palos». Albert Einstein
El 6 de agosto de 1945, el Proyecto Manhattan, en el que participó Einstein, se manifestó: la bomba denominada «Little Boy» fue arrojada sobre la ciudad de Hiroshima, y el 9 de agosto la denominada «Fat Man» sobre la ciudad de Nagasaki. Es pertinente señalar dos hechos que, al mirar al pasado, están necesariamente relacionados. El primero: los japoneses atacaron la base de la armada de USA en Hawái, en donde fallecen 2,403 estadounidenses y otros mil y pico quedarían heridos. Como los hechos lo demuestran, si bien no destruyeron fuentes de abastecimiento, como la central eléctrica, ese día los japoneses intentaron hacer un prehemtive atack, que se conoce como un ataque adelantado que destruye capacidades del enemigo. Sin embargo, el resultado fue que ni lo lograron y sí se compraron un problema; ese día falleció una importante cantidad de civiles estadounidenses.
El segundo hecho es que se suponía que la Segunda Guerra Mundial había terminado cuando el 30 de abril del mismo año cae Berlín a manos de los soviéticos y supuestamente Hitler se suicidó. Una decisión emblemática del general Eisenhower fue permitir que fueran los soviéticos quienes capturasen a Hitler, asunto que finalmente no lograron. Como lo dijera el general Patton, quien ejecutó la estrategia de acorralarlo, los soviéticos nunca serían amigos de los gringos.
¿Por qué siguió el pleito contra los japoneses?
Por que los gringos tenían una cuenta pendiente, aun cuando estaban llevándose a cabo negociaciones, que evidentemente no fueron del gusto del presidente Roosevelt, se agotó la paciencia y pum…
El Proyecto Manhattan continuó en una época en que el espionaje y el contra espionaje imperaron entre los países triunfadores de la Segunda Guerra Mundial, dando lugar a lo conocemos como la Guerra Fría, una batalla disuasiva por el crecimiento sucesivo de armas nucleares entre Estados Unidos y la URSS, que finalizó con la conquista de la luna.
La violencia es inherente al ser humano. El hombre es violento porque es lo que es, dijera Freud. Y la violencia es parte del hombre, porque le gusta dominar a los otros, ejercer poder sobre los otros.
Los migrantes que fundaron Estados Unidos resultaron ser buenos para la guerra, echaron a Inglaterra de ahí, acabaron con los nativos y le quitaron la mitad de su territorio a su vecino. De ahí en adelante le impusieron su ley al resto del mundo, no siempre con el poder militar, a veces con el poder económico o con el poder tecnológico.
¿Qué tan lejos estamos de la Tercera Guerra Mundial?
Tan lejos y tan cerca como que el régimen democrático de los últimos doscientos años siga siendo cuestionado como aquel que va a lograr un mundo más justo, tanto como que el equilibrio económico y tecnológico entre Estdos Unidos, Comunidad Europea, Rusia y China de verdad lo sea y no exista alguien que quiera imponerle condiciones al otro, y tanto como la inconciencia humana lo permita.
TEMA DE LA SEMANA: ¿QUÉ TAN CERCA ESTAMOS DEL APOCALIPSIS?
Publicado en la edición impresa de El Observador del 29 de julio de 2018 No.1204