México tiene un grave problema de desapariciones humanas. ¿Cuántas personas se han «esfumado»? Es difícil decirlo con exactitud.  El Sistema Nacional de Seguridad Pública cuenta con un Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED), donde aparecen, con nombre y apellido, aquellos cuyo paradero se desconoce. Cuando alguien es encontrado —vivo o muerto— es dado de baja del registro; pero siempre aparecen nuevos casos, que se van acumulando a otros que ya llevan años y años sin ser resueltos.

Hasta el 31 de diciembre de 2014 había un acumulado de 24 mil 812 personas extraviadas en la nación. Y desde entonces y hasta el 30 de abril del año actual la cifra no ha dejado de crecer, para ubicarse en 35 mil 186 casos.

Desaparecen mexicanos y extranjeros en el territorio nacional, pero los primeros siguen siendo la inmensa mayoría.

En cuanto al sexo, ya pasaron aquellos tiempos en los que las víctimas de desaparición, por la causa que fuera, eran básicamente varones: las mujeres desaparecidas van en aumento.

Además no hay una sola entidad federativa que no aparezca en el  RNPED.

En cuanto a las edades, los mayores rangos de desaparición siguen ocurriendo, como desde hace años, en personas de entre los 15 y los 34 años de edad. Sin embargo, también hay ancianos y hasta infantes  —incluidos bebés— que son reportados como desaparecidos.

Ahora bien, cuando se habla de desaparición, la imagen que más se viene a la mente es que el individuo reportado fue víctima de un secuestro, un «ajuste de cuentas», un acto intimidatorio por parte del crimen organizado,  un «silenciamiento» por parte del ejército o la policía, etc.

Y es muy frecuente que los grupos que reclaman al gobierno por la trágica situación de las desapariciones, basándose en los datos del RNPED, generalicen de  forma jurídicamente equivocada al equiparar «desapariciones» en general con «desapariciones forzadas».

Pero el RNPED hace el registro de toda clase de personas desaparecidas con base en información fidedigna de familiares o personas cercanas o vinculadas a ellas; y las circunstancias de las desapariciones pueden ser lo mismo a causa de un conflicto armado internacional o no internacional, una situación de violencia o disturbios de carácter interno, una catástrofe natural, un secuestro clásico, una «desaparición forzada», etc.

El caso de los desaparecidos de Ayotzinapa, Guerrero, es un ejemplo de «desaparición forzada», pues fue orquestado desde el gobierno perredista de  José Luis Abarca, alcalde de Iguala.

Redacción

PEQUEÑO DICCIONARIO

SECUESTRO

La palabra viene del latín secuestrum, que a su vez viene de secus, «lejos», por lo cual un secuestro es el alejamiento o sustracción de una persona de su sitio.  El diccionario de la Real Academia Española lo define como «retener indebidamente a una persona para exigir dinero por su rescate, o para otros fines».

DESAPARICIÓN

Un individuo se haya en dicha situación cuando su localización se desconoce. Su desaparición puede ser voluntaria (se marcha de su casa, ciudad o país sin comunicarlo a sus conocidos, etc.) o involuntaria (queda sepultada en una erupción volcánica, se extravía, es asesinada por el crimen organizado y su cuerpo ocultado, es secuestrada, etc.).​

DESAPARICIÓN FORZADA

La «Convención internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas» define este fenómeno como «el arresto, detención, secuestro o cualquier otra forma de privación de libertad por agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúan con su autorización, apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la negativa a reconocer dicha privación de la libertad o del ocultamiento de la suerte o el paradero de la persona desaparecida, sustrayéndola a la protección de la ley».

TEMA DE LA SEMANA: MÉXICO, EL PAÍS DE LOS QUE «DESAPARECEN»

Publicado en la edición impresa de El Observador del 30 de septiembre de 2018 No.1212

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