Por Arturo Maximiliano García
Sucede normalmente en enero, después de los festejos de diciembre, mes en el que en ocasiones no sólo gastamos totalmente ingresos como el aguinaldo, sino que contratamos créditos con el poder de nuestra firma y un plástico.
No es necesario satanizar esta práctica decembrina, aunque siempre he sugerido hacerlo con la conciencia de lo que viene y también la alternativa de que el dinero que a veces tenemos en diciembre lo podamos administrar no sólo comprando regalos y pagando, sino guardando algo para afrontar en enero pagos diversos como anualidades, inscripciones, prediales, tenencia o refrendos, así como otros gastos fijos que hacen de los arranques de año una pesada cuesta hacia arriba.
Para librar algunos de estos pagos o incluso para hacer frente a las deudas que dejó el año viejo, los mexicanos acuden con bastante frecuencia a las casas de empeño, los préstamos familiares o los créditos.
Con respecto a estas tres opciones CONDUSEF nos hace algunas precisiones sobre los pros y contras de cada uno de ellos:
Préstamos informales
Para este tipo de crédito normalmente acudimos a la familia o a los amigos. No necesariamente está exento de condiciones como intereses y plazos, o incluso garantías tales como pagarés y otras. Si no pagas, las consecuencias pueden ser jurídicas, traducidas en demandas y embargos en muchos casos. Si todo es de palabra y no cumples con regresar el dinero y quizá algo de intereses, lo que pierdes en principio es la relación con esa persona.
Las ventajas, por supuesto, son que no requieres un historial crediticio, tampoco pasa por un proceso de aprobación, sino que dependerá normalmente de una sola voluntad. Recuerda que este tipo de préstamos tampoco te ayuda a formar un historial crediticio, pero cuando el agua te está llegando al cuello, es quizá lo que menos te importa.
Créditos con entidades financieras
En opinión de CONDUSEF, la cual comparto totalmente, las ventajas de acudir a estas instituciones a solicitar un crédito son, entre otras, que hay más alternativas que pueden ajustarse a tu situación particular, además de que sí te generan un historial crediticio y en caso de un abuso puedes acudir a la autoridad para protegerte.
La parte complicada es que si incumples en tus pagos generarás un mal historial para el buró de crédito, además de que siempre tendrá consecuencias económicas como pagar intereses moratorios y jurídicas si el estado del adeudo hace que entren tus acreedores a actuar a través de despachos de cobranza judicial.
Casas de empeño
Lo positivo de esta modalidad es que casi todo lo que tenga un valor comercial es aceptado por las casas de empeño, es rápido y con requisitos menores, además de que si pierdes lo empeñado hasta ahí llega el problema, ya que ni siquiera trasciende al Buró de Crédito.
El problema es que, según PROFECO, se te presta entre el 25 y el 45 por ciento del valor de lo empeñado, por lo que si se pierde habrás malbaratado lo que dejaste en prenda.
¿Quién te protege?
Recuerda que instituciones como CONDUSEF y PROFECO sólo te protegen ante créditos formales contraídos con instituciones o préstamos otorgados por casas de empeño reguladas y supervisadas, por lo que no aplica en préstamos personales.
Publicado en la edición impresa de El Observador del 3 de febrero de 2019 No.1230