México, bajo el gobierno de López Obrador, decidió firmar durante la Conferencia de Marrakech, que tuvo lugar del 10 al 11 de diciembre de 2018, el «Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular», un documento emanado desde la ONU.

Junto con México, otros 163 países también suscribieron el Pacto, mientras que 29 naciones no accedieron a hacerlo, entre ellas Estados Unidos, Austria, Hungría, Chile, República Dominicana, Polonia, Eslovaquia, Bulgaria, Estonia, Italia, Israel, Eslovenia y Suiza.

La ONU reconoce que los países no firmantes han visto en el Pacto algunos puntos que parecen incompatibles con su soberanía, así como otros que podrían tener un efecto de incitación de la inmigración legal e ilegal. Efectivamente, entre los 23 objetivos del Pacto figura el de «aumentar la disponibilidad y flexibilidad de las vías de migración regular», y el de la «utilizar la detención de migrantes sólo como último recurso y buscar otras alternativas»

Los 23 objetivos obligan a aceptar 52 compromisos y 209 acciones. Entre otras cosas, los países firmantes se comprometen a «facilitar la contratación equitativa y ética y salvaguardar las condiciones que garantizan el trabajo decente» de los migrantes, a proporcionarles «acceso a servicios básicos», a aumentar para ellos «la certidumbre y previsibilidad de los procesos migratorios», y a facilitarles «el regreso y la readmisión en condiciones de seguridad y dignidad», entre otras cosas.

Los costos económicos que ello implicará obviamente correrán a cuenta de cada país firmante; entre ellos se incluye: alimentación, vivienda, trasporte, educación y servicios médicos para los migrantes. Y, aunque suena muy bonito, es muy posible que a la hora de la verdad muchas naciones no puedan cumplir con un compromiso tan grande, cundo la mayoría de éstas no han podido resolver las carencias de su propia población nativa.

Otro de los problemas que se advierten es que, aunque la ONU dice que el Pacto «no es vinculante», es decir, que los países que lo suscriben no pueden ser obligados a cumplirlo, en la mayoría de sus cláusulas se exige cumplir, entre otros, temas sobre igualdad de género, derechos humanos, normas y reglas laborales de la OIT, etcétera, de manera que cualquier incumplimiento podrá ser denunciado a los organismos correspondientes de la ONU, como por ejemplo la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuyas resoluciones sí son vinculantes.

EL MURO QUE SE LEVANTA EN FRANCIA

Se habla mucho del muro de Estados Unidos, pero pocos saben del muro de Francia, que ya está en avanzada construcción.

Las autoridades francesas están levantando un alto muro en una estación gasolinera de la empresa petrolera Total, en la ciudad de Calais, que es utilizada por los migrantes que intentan asaltar camiones y entrar a Gran Bretaña. Ahí los autobuses se detienen para poner combustible antes de dirigirse al puerto y luego viajar al Reino Unido.

Está previsto que esté terminado a mediados de febrero de 2019.

El prefecto local, Fabien Sudry, explica que «las redes de contrabando se reúnen allí y aprovechan las estaciones cercanas al puerto para transportar a los migrantes en camiones», y que «la situación era bastante tensa en esta estación».

La creciente migración ilegal a Gran Bretaña a través de Francia ha estado en los titulares de los periódicos británicos durante los últimos meses.

TEMA DE LA SEMANA: TODOS LOS MUROS, EL MURO

Publicado en la edición impresa de El Observador del 10 de febrero de 2019 No.1231

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