El Doctor Guillermo Yrizar Barbosa, sociólogo por la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY), maestro en desarrollo regional por el Colegio de la Frontera Norte y licenciado en ciencia política por el Tecnológico de Monterrey, encabezó el trabajo colectivo Vidas en contención (2022), que revela las condiciones deplorables las que son sometidos los migrantes detenidos en a las estaciones migratorias de Puebla y Tlaxcala. 

Yrizar Barbosa tiene años interesado e involucrado en las políticas migratorias, los derechos humanos, la dignidad y la justicia social en las personas migrantes, por ello su intención de difundir y participar en proyectos como este. 

Por Rubicela Muñiz

-¿Qué implica para un migrante ser detenido y llevado a una estación migratoria?

Lamentablemente la detención migratoria en México implica múltiples malos tratos, múltiples vejaciones. Implica cosas, situaciones prácticas que están fuera de la ley.

Tenemos una brecha muy amplia, muy preocupante entre el discurso político, o lo que dicen la constitución, las leyes, los reglamentos asociados a la detención migratoria y la realidad. Estamos en un contexto de una geopolítica, sí impuesta por Estados Unidos, de contención de flujos aceptada por el gobierno mexicano. Pero lamentablemente no hemos encontrado una alternativa al muro humano que representa la Guardia Nacional en nuestro país. Porque también es eso, tenemos un control migratorio militarizado.  En el informe damos cuenta de estas múltiples violaciones y es una lástima, porque México forma parte de un grupo de países que apoyan la idea de una migración ordenada, segura y regular, es decir, del pacto mundial de las migraciones.

-El estudio está centrado en Puebla y Tlaxcala, pero esto es solo un pequeño ejemplo de lo que ocurre en el resto de las estaciones del país, ¿no es así?

Nosotros creíamos que lo de Puebla y Tlaxcala quizá eran ejemplos muy particulares, pero a partir de nuestro informe, de leer otros informes y de comunicarnos con otras personas que tienen acceso a esto, nos fuimos enterando de lo que pasaba en Ciudad de México, Nuevo León, Sonora, Tamaulipas y ya sabemos lo que

pasó en Chihuahua, un crimen lamentable. Entonces, a final de cuentas lo de Puebla y Tlaxcala no era tan anómalo. Es decir, siempre habrá algunas variaciones que en ocasiones tienen que ver con la persona en turno a cargo de los espacios.

–¿Puede citar un ejemplo?

Por ejemplo, en Tlaxcala, en algún momento las detenciones crecieron muchísimo y tenía que ver con un perfil de alguien castrense, alguien más asociado a las fuerzas armadas. Y cuando esos perfiles no están a lo mejor la situación cambia, pero al final de cuentas en todo el país estamos viendo situaciones de tortura. Y esto también es una tendencia global. Estados Unidos y algunos países europeos recurren a estas prácticas de detención migratoria que implican violaciones a derechos humanos.

–¿Qué significa “criminalizar” la migración?

El punto de partida es que la detención migratoria tiene que ser una medida extraordinaria y casi que última. Y en cambio, es la medida predilecta y la más recurrente. Y que incluso cuando ocurre esto, habría que seguir un montón de protocolos y de pasos que respeten la dignidad de hombres, mujeres, niñez y adolescentes, y eso no está sucediendo.

–¿Por qué no funciona en México la política de control migratorio y protección humanitaria? ¿Cuáles son las principales fallas?

Yo creo que hay varios niveles que, en algún momento, o en un primer momento, pasan por un gran desconocimiento de la ley por parte de autoridades mexicanas. Ejemplo, Policía Municipal que no tiene que andar por propia cuenta pidiendo documentación a quienes ellos perciben que no es mexicano. La Policía Estatal tampoco. Y en todo caso los agentes del INM o la Guardia Nacional, el Ejército o la Marina, tienen que priorizar los derechos humanos. En México no tener documentos no es un delito, no es un crimen, es una falta administrativa.

–Somos bastante incongruentes con la migración…

En México, como sociedad, todavía tenemos muy pocos costos político-sociales ante el maltrato hacia las y los migrantes. Somos un país incongruente, en el sentido de que nuestra economía depende de las remesas porque somos un país de emigrantes y exigimos que se protejan sus derechos, pero no hacemos lo mismo cuando se trata de migrantes que pasan por acá. Hay que cambiar el sistema de control migratorio para enfatizar la regulación por encima de la detención.

–¿Cómo intervienen las organizaciones o instituciones de la sociedad civil ante los abusos del instituto nacional de migración?

Como mexicanos tenemos que sentirnos avergonzados por el sistema de detención. Es una vergüenza. Es lamentable, es triste. Es doloroso verlo y conocerlo. Pero también debemos tener orgullo y tenemos que apoyar y respaldar a las asociaciones de la sociedad civil, religiosas y no religiosas que, de forma consistente, con pocos recursos, ofrecen ayuda humanitaria. Todos estos albergues, comedores, dormitorios en las rutas migratorias desde Tapachula, Tierra Blanca, Tlaxcala, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Tijuana, Matamoros, Reynosa, etc., varios puntos de esta red impresionante, es motivo de orgullo. Yo creo que esa debe ser nuestra apuesta: fortalecer estos espacios de ayuda humanitaria.

-Al final de su estudio se hacen recomendaciones para distintas instituciones, ¿fueron atendidas?

Creemos que no han sido atendidas y que más bien tenemos que, incluso, insistir en que se cumplan. Yo en particular, por ejemplo, empujaría o enfatizaría lo que está pasando con la niñez y con las familias. Haría un llamado a los sistemas DIF para que se involucren más en el cuidado de la niñez y de las familias migrantes, de las mujeres.

Ya pasó medio año y no hemos visto un cambio. Lamentablemente México le sigue apostando al modelo equivocado, que es seguir criminalizando, seguir empujando a las personas a que se vayan por lugares más riesgosos, más costosos, en donde predomina la inseguridad, en donde tiene pie el crimen organizado, en lugar de ofrecer alternativas que realmente promuevan una circularidad migratoria.

En México somos campeones de violaciones a derechos humanos y del uso de eufemismos. Debemos poner énfasis en que los derechos humanos no son negociables.

Informe completo en:  https://repo.iberopuebla.mx/pdf/2022/informeIDHIE.pdf

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 9 de julio de 2023 No. 1461

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