Los iconos de la Anástasis son toda una catequesis acerca de la resurrección de Cristo y la redención de los justos

El Credo de los Apóstoles afirma que, al morir, Jesucristo «descendió a los infiernos». Esto no se refiere al lugar de los demonios (el Infierno) sino, como explica el Catecismo de la Iglesia Católica, indica el sheol, o hades, o sea a la morada de los muertos, quienes se hallaban privados de la visión de Dios (cfr. Sal 6, 6; 88, 11-13), a la espera del Redentor. «Jesús no bajó a los infiernos para liberar allí a los condenados ni para destruir el Infierno de la condenación sino para liberar a los justos que le habían precedido» (n. 633).

La cima de los montes indica la profundidad de los abismos.

A la izquierda del ícono pueden estar los reyes David y Salomón, indicando a Cristo como uno de su linaje, y Juan Bautista indicando que Jesús es el Cordero que quita el pecado del mundo.

Jesús toma a Adán y Eva. Ellos no sujetan a Jesús porque están muertos y no tienen vida ni iniciativa, sino que Él los sujeta para rescatarlos de la muerte.

Su ropa suele ser blanca, amarilla o dorada, y puede ondear dando la impresión de un movimiento descendente.

A los pies de Jesús se ven las puertas del Hades rotas y todos sus pestillos, llaves y clavos esparcidos en el fondo. Los sepulcros están abiertos porque la muerte ha sido vencida.

La palabra anástasis, del griego αναστασις , indica la acción de levantarse; por eso se le traduce como «subida» o «resurrección»

Cristo está rodeado del resplandor de su divinidad, a veces representada como rayos o estrellas dorados.

A la derecha del icono se ve una procesión de justos aguardando la liberación.

Eva está vestida de rojo, símbolo de la carne, porque es la madre de todos los vivientes. La mano cubierta es señal de adoración.

Él flota sobre el abismo con la libertad y el poder del Vencedor.

Otros elementos frecuentes: aureola en forma de almendra, rollo, cruz, ángeles y diablos.

TEMA DE LA SEMANA: ANÁLISIS DE UN HECHO PORTENTOSO
Publicado en la edición impresa de El Observador del 21 de abril de 2019 No.1241

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