¿Verdad o mito? Lo que sucede en el templo del Santo Sepulcro el sábado de Pascua de los cristianos ortodoxos, y de lo que prácticamente no se habla entre los cristianos católicos y protestantes

La llamada Iglesia Ortodoxa en realidad no es una sino varias; pero todas éstas celebran la Pascua en una misma fecha, que sólo de vez en cuando coincide con la de los cristianos católicos puesto que los ortodoxos se quedaron con el calendario juliano (que entró en vigor en el Imperio Romano en el año 45 antes de Cristo) y no con el calendario gregoriano (que en el siglo XVI vino a acabar con los desfases que el viejo calendario provocaba).

El lugar del fenómeno

A mediados del siglo IV, Constantino el Grande construyó el templo del Santo Sepulcro, que ha sufrido varias destrucciones y reedificaciones. El templo que hoy se ve fue construido por los cruzados; alrededor del sepulcro de Jesús fue erigida una pequeña capilla formada por dos cuartos: uno pequeño frente al Sepulcro, y el otro  donde está  el propio Sepulcro, siendo éste tan pequeño que no caben más de cinco personas.

Esta capilla es el centro del prodigio llamado Milagro del Fuego Santo, que sucede el Sábado Santo, lo que atrae a numerosos ortodoxos, la mayoría griegos.

Así es la ceremonia

A las 11:00 de la mañana del sábado el templo está completamente lleno, y desde entonces y hasta la 1:00 de la tarde los árabes cristianos entonan cantos tradicionales que datan del siglo XIII.

A la 1:00 de la tarde una delegación de las autoridades locales —que no son cristianas— atraviesa entre la multitud como parte de la ceremonia oficial; se les invita para que representen a los romanos, que estuvieron presentes la madrugada del Domingo de Pascua, cuando Cristo resucitó (ver Mateo 27, 62 – 28, 4).

Así como el Evangelio testifica que  los romanos sellaron la tumba de Jesús para que sus discípulos no se robaran el Cuerpo, ahora las autoridades israelíes sellan la capillita del Santo Sepulcro, no sin antes entrar en ésta y revisar que no haya algún elemento con el cual se pueda iniciar fraudulentamente el fuego.

Con el Sepulcro revisado y sellado, todos los cristianos presentes cantan Kyrie eleison. A la 1: 45 de la tarde entra una procesión en la que participa el patriarca ortodoxo griego de Jerusalén; la procesión da tres vueltas a la capillita del Santo Sepulcro. Enseguida el patriarca se quita sus  vestiduras litúrgicas reales, quedándose sólo con el alba blanca.

Y sucede el prodigio

Entonces todas las luces eléctricas son apagadas. Con dos grandes velas, apagadas también, el patriarca entra a tientas a la capillita, y se pone de rodillas ante el Santo Sepulcro, diciendo algunas oraciones antiguas. Luego espera algunos minutos, aunque a veces el prodigio ocurre inmediatamente después de pronunciar las oraciones.

Entonces, desde el centro de la misma piedra, en la cual el Cuerpo de Jesús yació y donde resucitó, surge una luz difícil de describir, con un tinte azul.

El patriarca de Jerusalén dijo hace unos años que «parece que la piedra estuviera cubierta por una nube, pero es luz», y que «cada año esta luz se comporta de manera diferente», de manera que algunas veces cubre solamente la piedra, mientras que otras veces ilumina todo el pequeño recinto del Santo Sepulcro.

De pronto la luz se eleva formando como una columna y enciende las lámparas de aceite —apagadas desde la noche anterior— y  las dos gruesas velas del patriarca, el cual sale de la capillita y con estas dos velas  se van encendiendo las velas de todos los presentes.

Se reporta que a veces la luz azul aparece también fuera del Sepulcro, moviéndose en el templo, y cada año hay  creyentes que dicen que espontáneamente se encendieron sus velas.

Fuego que no quema

En la Pascua de 2016 estuvo presente en el templo del Santo Sepulcro, a fin de investigar, el sacerdote ortodoxo ruso Gennady Zaridze. Él observó que en los primeros momentos el fuego sólo está ligeramente caliente, de manera que los peregrinos pueden tocarlo con sus manos y hasta pasárselo por el rostro sin hacerse daño.

Zaridze especificó que a las 2:34 de la tarde, que es cuando le tocó recibir el fuego de una de las velas del patriarca de Jerusalén, la temperatura de la llama era de 42°C. Pasados 15 minutos midió de nuevo la temperatura, encontrando que ya era de 320°C.

Antigüedad del hecho

San Gregorio de Nisa, en el siglo IV,  escribió que el Apóstol san Pedro «había visto con los propios ojos, y también por la profundidad del espíritu apostólico, que el Sepulcro estaba iluminado, mientras era aún de noche. Lo vio tanto con los ojos como espiritualmente».

El Papa Urbano II, predicando en 1095 durante el concilio de Clermont, refirió: «En verdad, en este templo, el Sepulcro del Señor, Dios (…) no deja de manifestar milagros ya que, en los días de su Pasión, mientras todas las luces están apagadas en su Tumba y en la iglesia, de repente las lámparas apagadas se encienden».

El franciscano Sabino de Sandoli escribió que los cronistas de aquella época reconocían que «el Señor no siempre respondía» a las oraciones «implorando el milagro»;  y que alguna vez «ocurrió que no se encendió la luz en el Santo Sepulcro sino en la mezquita al-Aqsa, convertida en iglesia».

Otras veces donde se encendía era «en la iglesia del hospital de San Juan (de los caballeros hospitalarios, llamados hoy de Malta); o incluso, el Señor, tan contestatario como bromista, encendía las lámparas de una capilla ortodoxa en vez del edículo donde se encontraba el patriarca latino».

Después fue un patriarca ortodoxo quien presidió la celebración en el Santo Sepulcro, y los franciscanos y demás católicos no participaron con ellos pues durante muchos siglos estuvo prohibido bajo pena de excomunión.

Católicos y protestantes

Lo anterior puede responder a la interrogante de por qué el Milagro del Fuego Santo es casi desconocido entre los cristianos católicos y protestantes. Además, entre estos últimos no hay una verdadera tradición para los milagros, pero en la Iglesia católica  sí.

La separación política entre católicos y ortodoxos fue clave, ya que sólo ocurre en la fecha de la Pascua ortodoxa, sin la presencia de autoridades católicas, y en un lugar sagrado que está bajo el control de los ortodoxos.

Además, hay quienes usan el Milagro del Fuego Santo como presunta prueba de que  la Iglesia Ortodoxa es la única legítima Iglesia de Cristo, y esto,  obviamente, en nada  facilita el encuentro católico-ortodoxo en torno al Milagro.

¿Fraude o verdad?

Como con cualquier otro acontecimiento de apariencia sobrenatural, una rigurosa investigación nunca estaría de más.

Hay quienes sospechan que el Milagro del Fuego Santo es, al menos a veces,  un fraude usado como propaganda ortodoxa; que el patriarca podría tener dentro del Santo Sepulcro un instrumento con el cual encender el fuego, y que el hecho de que las autoridades políticas locales revisen el interior del Santo Sepulcro no es garantía suficiente porque pordría haber complicidad, ya que el Milagro del Fuego Santo sirve para fomentar el turismo internacional.

El hecho es que nunca se ha filmado el momento en que las velas y las lámparas de aceite se encienden por sí mismas dentro del Santo Sepulcro; y, mientras eso no ocurra, quedarán dudas.

Sin embargo, lo importante es que el Señor  resucitó en ese lugar, y que católicos, protestantes y ortodoxos adoran por igual a Jesús, que triunfó sobre la muerte.

El Observador Redacción

TEMA DE LA SEMANA: PASCUA, LA FIESTA DE LAS FIESTAS
Publicado en la edición impresa de El Observador del 1 de abril de 2018 No.1186

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