Mira el sepulcro vacío
y participa en la escena
junto a todos los que han ido:
con María Magdalena,
con aquellos que han corrido
por el testimonio de ella,
a ver lo que ha sucedido
mientras dormía la tierra.
Solo él es el testigo,
testigo mudo de piedra,
del hecho definitivo
que anuncia una nueva era.
Fíjate cómo el asombro
va dando paso a la fe,
cómo del miedo más hondo
pasan al valor más fiel;
aquello lo cambia todo,
aunque les cuesta entender,
hasta que no ven sus ojos
al Amigo que se fue:
hoy ven un cuerpo glorioso
al que vieron padecer,
que aparece victorioso
tras una muerte cruel.
José García Velázquez