Por Sergio Ibarra
La sociedad del siglo XXI es portadora de una etapa que marcará la historia.
Si nos remontamos al siglo XIV, todo cuanto el hombre había inventado le había permitido sobrevivir: el fuego, la agricultura, la ganadería, la rueda y la yunta, hasta convertirse en una sociedad agrícola. Las personas nacían en una región y ahí crecían y ahí terminaba su vida. Las opciones eran sustantivamente menores a lo que hoy vivimos.
En 1450, años mas, años menos, Gutenberg dio vida al invento que cambiaría la vida humana: la imprenta, hace menos de seis siglos (no diez mil años).
Los efectos en el progreso humano fueron inconmensurables en todos los campos de la ciencia, la comunicación y las formas de convivencia de las siguientes generaciones, sobre todo en la conciencia social. ¿Por qué? Porque surgieron infinidad de formas para tener acceso a la información y al conocimiento, que hasta esas épocas estaban restringidos para unos cuantos.
El efecto fue el nacimiento de la sociedad industrial y el surgimiento de las ciudades como hoy las conocemos: universidades, hospitales, fabricas y un montonal de utensilios que cambiaron la vida social.
En 1995 apareció el World Wide Web (www), inventado por Tim Berners-Lee. Cuando se estudie nuestra época será una referencia obligada. A partir de este invento nace una nueva sociedad, la interconectada. ¿Qué le caracteriza? La posibilidad de colaborar entre nosotros, de hacer comunidades mucho mas amplias, la transparencia. La información viaja en tiempo real y las mentiras cada vez serán más difíciles de ocultar y compartir, desde vivencias personales hasta tecnologías.
La sociedad interconectada está influyendo en el hoy y el futuro. Los procesos y los acontecimientos hoy fluyen de manera universal. Se abre una gigantesca puerta al progreso: el flujo de la conciencia de los miembros de la sociedad ante las consecuencias de sus decisiones y sus vocaciones, con la posibilidad de tener una percepción total sobre las causalidades propias y su entorno, sobre las causalidades de su fe.
Vivimos el nacimiento de la sociedad interconectada, la del entendimiento y la comprensión total de nuestros actos desde la conciencia, no desde la ignorancia, no desde la inconciencia.
Publicado en la edición impresa de El Observador del 9 de junio de 2019 No.1248