Por Sergio Ibarra

Recientemente el editor de El Observador, Jaime Septién, concluyó un atinadísimo proyecto que lleva por título “¿Y qué hay por el mundo?”, en donde, con la madurez adquirida con una preparación incansable, más de treinta años como editor y comunicador.

Los agravios económicos del siglo XX son un factor que ha agudizado los sentimientos de humillación y falta de respeto. Don Mario refiere vivir mejor, entendiendo sus dimensiones ampliadas: lo material, intelectual y espiritual.

El sentido interior de la dignidad busca el reconocimiento. No es suficiente que cada uno reconozca su propio valor, no sirve si otras personas no lo reconocen de manera manifiesta. Nuestra sociedad ha creado una situación creciente de personas indignadas, no por estar enojadas, sino por la pérdida de ser merecedor de una vida digna, porque existe una indiferencia social y aún peor, hay quien denigra a otros con sus hechos y dichos.

Cuando le preguntaron “¿Que cambia de ser párroco y maestro de seminario a ser obispo?”, su respuesta fue: “El kilometraje”. Una vida de kilómetros y kilómetros de testimonios de una lucha decidida por dar reconocimiento y recobrar la dignidad de católicos y no católicos.

Su vocación católica, se dio a la tarea de narrar la vida nada más y nada menos que de don Mario De Gasperín Gasperín.

Literalmente es una narrativa que nos conduce desde las raíces italianas de nuestro obispo emérito, pasando por su crecimiento en su Estado natal, Veracruz; su ordenamiento en Roma, hasta su llegada en 1989 al Estado de Querétaro, y su renuncia canónica en 2010. Una vida ejemplar llena de obras y sabiduría que ha impactado la conciencia y dado guía a miles de personas.

Hay un momento que es una tremenda síntesis de su pensamiento social. En una entrevista en 1985 siendo obispo de Tuxpan, dijo, en cuanto a los derechos de los derechos de los indígenas, que tienen que recobrar su dignidad y encontrar razones fuertes y nobles para vivir mejor

Nuestra Patria continúa ante el desafío de recobrar la dignidad de una parte de la sociedad. El significado etimológico viene del latín dignus: merecedor, ser apropiado o ser decente.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 26 de marzo de 2023 No. 1446

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