Emina Melonic, una musulmana de Bosnia, tenía quince años de edad cuando Jesús se le apareció a través de un sueño:
«Estaba sola en el desierto… No había nada a la vista más que arena… Y entonces, en medio de esa esterilidad, una inmensa cruz de madera emergió de la tierra… , y cuando me acerqué a la cruz, de repente vi a un Hombre caminando hacia mí… Lo conocí de inmediato. Él era Jesús. Sin saber por qué caí de rodillas. Se paró frente mí y me tocó la cara con la mano derecha. Desperté. Pero soñé el sueño una y otra vez durante varios días… Con el paso de los años, llegaron más sueños de Jesús… Me encontré apasionada y cada vez más atraída por Cristo». Cuando migró a Estados Unidos se hizo católica.
Bashir Abdelsamad era un niño musulmán de Sudán del Norte. No sabía nada del cristianismo, pero una noche «tuve una visión de Jesús». El Señor «se me apareció con dos libros en sus manos: en la derecha tenía la Biblia; en la izquierda tenía el Corán. Me pidió que escogiera qué libro era el correcto. Cuando elegí la Biblia, desapareció».
Un tiempo después vio un templo católico en su país, con imágenes de Jesús, y entonces reconoció que era el Hombre de su visión. Se hizo católico, fue perseguido, y actualmente Bashir es sacerdote en Estados Unidos.
Adrien Mamadou Sawadogo, de Burkina Faso, era un joven musulmán de 22 años. «Una noche, después de mis ejercicios de taekwondo, me fui a casa en bicicleta. De repente, una voz me llamó por mi nombre, justo por encima de mi cabeza. Escuché: ‘¡Mamadou!’. Levanté instintivamente los ojos. Vi cómo un ser humano, que vestía algo de color blanco brillante, un brillo similar a una luz brillante sobre una ropa de lino blanco. Había algo en los ojos en esta Persona». Después de varias experiencias similares, oyó una voz interna que, señalándole a un misionero católico, le dijo: «Serás como él». Entones quiso conocer lo que los misioneros enseñaban, y así conoció a Cristo. Hoy es misionero de los Padres Blancos en Zambia.
Una adolescente de Tailandia, de nombre Fa, ha contado cómo ella, siendo musulmana, tuvo una visión de Jesús:
Se encontró en un campo abierto, y sintió una paz como nunca antes había experimentado. Y de repente apareció ante ella una luz brillante y vio la figura de un Hombre. Sintió mucha alegría y amor que inundó su corazón al verlo, y de inmediato supo que se trataba de Jesús. Entonces se despertó.
Ismail, musulmán de Turquía, emigró a Australia cuando tenía 19 años. Deseando conocer más quién era Dios y quién era el demonio, se acercó a otro musulmán turco que usaba la ouija para preguntar a los espíritus. Entre más recurría a esta actividad, las manifestaciones terroríficas del diablo se hicieron comunes en cualquier momento de la vida de Ismail. Entonces le rezó a a Alá y a los profetas, pero no obtuvo resultado.
Finalmente buscó a un amigo cristiano iraní que lo llevó a un grupo de estudio de la Biblia. Allí tuvo una aparición de Jesús sonriéndole, y entonces abrazó la fe en Cristo.
NOTA: Según una investigación del pastor protestante Frank Costenbader, si bien no es posible obtener estadísticas exactas al respecto, se calcula que, contabilizando desde el año 2000, al menos un millón de sueños y visiones de Jesucristo se han producido entre musulmanes de todos los países.
TEMA DE LA SEMANA: ¿SE PUEDE ENCONTRAR A DIOS SIN BUSCARLO?
Publicado en la edición impresa de El Observador del 14 de julio de 2019 No.1253