¿Guardarse para el matrimonio? Este es un hermoso testimonio que se difundió en CatholicLink y que puede ser de gran inspiración para muchas parejas. Verano del 2016, se acerca el momento de la boda. Todos los detalles han sido pensados y repasados un montón de veces. Finalmente, Pati y Felipe subirían al altar para crear el vínculo sobrenatural que uniría sus vidas hasta que la muerte los separe.
Han sido novios los últimos ocho años. Los dos se han esforzado por tener una vida interior más profunda. Cada uno ha tenido un itinerario espiritual distinto, pero vivieron juntos la JMJ de Brasil del 2013 como voluntarios. Durante su trabajo en Río de Janeiro vivieron de cerca el mensaje del Papa Francisco: «El Noviazgo madura paso a paso.
No quemen etapas. – La alianza del amor del hombre y de la mujer se aprende y se refina. Me permito decir que es una alianza artesanal».
Vivir la castidad en el noviazgo no es fácil
Pati y Felipe decidieron entre los dos trabajar de forma artesanal su noviazgo, paso a paso. Dejando las relaciones sexuales para el momento adecuado: el matrimonio. Vivir la castidad en el noviazgo no es fácil, pero trae muchas ventajas.
Dice el Catecismo de la Iglesia que la caridad es la forma de todas las virtudes. Bajo su influencia, la castidad aparece como una escuela de donación de la persona. El dominio de sí está ordenado al don de sí mismo. La castidad conduce al que la practica a ser ante el prójimo un testigo de la fidelidad y de la ternura de Dios.
¿Cómo lo lograron?
Claro que eso supuso un esfuerzo real para los dos. Intentar hacer más planes con amigos, participar con otras parejas en proyectos sociales, aunque tenían tiempo para los dos, ver de qué forma no quedarse solos. «Eso se ha visto recompensado en la vida matrimonial».
Desde el verano del 2016 forman una familia, se esfuerzan por ayudar a otros. Así, dieron su testimonio en el Proyecto KANA que busca hacer más atractiva la fe a los jóvenes, trayéndoles historias inspiradoras que les ayuden a mejorar sus propias vidas.
Publicado en la edición impresa de El Observador del 7 de julio de 2019 No.1252