- «Toda enfermedad puede hacernos entrever la muerte». (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1500)
- «Con mucha frecuencia, la enfermedad empuja a una búsqueda de Dios, un retorno a Él» (n. 1501).
- «Por su pasión y su muerte en la Cruz, Cristo dio un sentido nuevo al sufrimiento: desde entonces éste nos configura con Él y nos une a su pasión redentora» (n. 1505).
- «Así san Pablo aprende del Señor que ‘mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza’ II Cor 12,9), y que los sufrimientos que tengo que padecer tienen como sentido lo siguiente: ‘Completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia’ (Col 1,24)» (n. 1508).
- «La Unción de los Enfermos no es un sacramento sólo para aquellos que están a punto de morir. Por eso, se considera tiempo oportuno para recibirlo cuando el fiel empieza a estar en peligro de muerte por enfermedad o vejez» (n. 1514).
- «En el curso de la misma enfermedad, el sacramento puede ser reiterado si la enfermedad se agrava. Es apropiado recibir la Unción de los Enfermos antes de una operación importante» (n. 1515)
- «Si el sacramento de la Unción de los Enfermos es concedido a todos los que sufren enfermedades y dolencias graves, lo es con mayor razón a los que están a punto de salir de esta vida» (n. 1523)
- «A los que van a dejar esta vida, la Iglesia ofrece, además de la Unción de los Enfermos, la Eucaristía como viático… Es semilla de vida eterna y poder de resurrección, según las palabras del Señor: ‘El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día”’(Jn 6,54)» (n. 1524).
TEMA DE LA SEMANA: LOS ÚLTIMOS INSTANTES: GUÍA PARA EL BIEN MORIR
Publicado en la edición impresa de El Observador del 4 de agosto de 2019 No.1256