Martín Valverde estuvo en Chihuahua para iniciar el año conmemorativo del tema «Nadie te ama como yo», a treinta años de haber sido escrito. El Observador platicó con el también cantautor, a pocos días de que se presente en Querétaro (6 de marzo).
Por Marcela Palos García
¿Qué tal Chihuahua? ¿Cómo te tratamos?
Primero, agradecerle a toda la gente linda del estado de Chihuahua. Ha sido intenso. Muchas emociones. Me he topado con generaciones de hace 30 años. Estamos de jubileo con la canción que ha cambiado la vida de muchas personas, en el lugar donde nació esa canción: Chihuahua.
Diste concierto en el CERESO y en el Seminario, ¿cómo fueron esas experiencias?
Maravilloso. Digamos que tuve dos público cautivos. En el CERESO, voy sin filtros y tiro a matar. Encontré personas que son servidores en la prisión y que antes ellos mismos estuvieron recluidos. Fue muy bello compartir tantas vivencias.
En el seminario fui muy directo: la principal vocación es ser feliz, en el matrimonio o en el sacerdocio. Si su llamado es el sacerdocio, entren con todo, eviten malas experiencias que pueden afectar a muchos.
¿Cómo llevar la virtud de esperanza sin que se confunda con una simple posibilidad?
Es importante diferenciar. Una cosa es la esperanza y otra la expectativa. La expectativa es lo que deseo para mi vida, cómo y cuándo lo quiero, tratando a Dios como mesero. La esperanza, no; dice la Escritura que la esperanza no defrauda. Esperas porque va a superar tus expectativas. Dios te da lo mejor. La expectativa limita, la esperanza, no, te deja libre a ti y a Dios.
Cantamos una canción que dice: La esperanza una salida marcará. Para nuestro México y Chihuahua, es necesario anunciarlo. Hay que hablar que Dios es Esperanza. Debemos dejar a Dios actuar a manos libres. La esperanza del que cree es una espera con alegría.
¿Has estado en algún lugar desesperanzador y a pesar de todo las personas mantuvieron la esperanza?
El principal es Cuba. Tenían todo para decir no, pero dijeron si. Otro lugar es nuestro México. Hemos tocado en ciudades fantasmas, pero hubo gente que me llevó y llenó de esperanza el lugar. La esperanza no es que te atrevas a soñar, es que te despiertes. Porque para alcanzar un sueño hay que estar despierto, ahí es cuando llega la esperanza.
En la Iglesia, ¿cómo mantener la esperanza ante escándalos, persecución y acallamiento de los temas importantes como la vida y el matrimonio?
Mi consejo de corazón es: «ser tú». Mi catolicismo no lo tengo en negociación. Cuidado de ser católicos virtuales, donde sin documentarse se hace crítica. Como Iglesia, nos toca ser, no pretender.
Defender la vida en su totalidad, lo que implica desde la concepción hasta la muerte natural. Defender la vida con el hecho de vivirla. Tener una mirada sacramental, ver a Cristo donde no lo esperamos. Sean luz, sal, sonrían y compartan.
¿Te has sentido sin esperanza alguna vez?
He sentido tristeza, cansancio. Para combatirlo necesito descansar, rodearme de personas que me quieren por quien soy y no por lo que hago. Tener una comunidad con quien caminar. La alimentación es muy importante, por lo físico y lo emocional. Después de una misión, las cuerdas vocales están muy expuestas y también el corazón, por eso rodearme de personas que conocen mi corazón me protegen y no me dan por mi lado, eso me ha ayudado a ubicarme.
Escuchar el silencio, escucharse, respirar con contemplación, diciendo: Jesús. «Él sabrá por qué lo llamas, Él sabrá como te contesta», decía San Gerónimo.
Siempre hablas de que Dios nos ama y debemos dejarnos amar por Dios. ¿Cómo te dejas amar por Dios?
Le pregunté a Dios: ¿cómo me ves? Me respondió: «¿Que clase de pregunta es esa? Nadie te ama como yo». A menos de dos meses del accidente, teníamos un concierto. Ensayaba «Nadie te ama como yo», preocupado de no alcanzar la nota más alta que dice: «Mira la cruz», y en ese momento Cristo me dice: «Martín, mira la cruz, no te estoy viendo de un pulpito, o de un altar, o de una montaña, estoy también en una cruz y sé por lo que pasas, mi cruz va ayudarte».
No han pedido que seas otra cosa, sólo que seas tú, Dios te pide que seas tú. Siempre me preguntan qué siento al cantar Nadie te ama como yo, respondo: no siento nada, preocúpense cuando no me la crea. No canto esa canción con sentimientos, sino con certeza de que Dios me ama
Juego de palabras con Martín:
- Masculinidad Certeza
- Noviazgo Aventura
- Matrimonio Más Amor
- Amor Hechos
- Caballerosidad Corazón
- Paternidad Visión
- Litzie Todo
- Machismo Menos
- Cruz Amor
- Música Medio
- Latinoamérica Casa
- Provida Visión
- Aborto Tristeza
- Cristo Todo
Publicado en la edición impresa de El Observador del 1 de marzo de 2020 No.1285