Por Tomás de Híjar Ornelas

“El problema de las noticias falsas es que debilitan la confianza” Edward Schummacher

Uno de los neologismos que en “el océano semántico de las noticias falsas” nos dejará la cuarentena del Covid-19 es ‘infodemia’ (infodemic en inglés), que se aplica a la sobreabundancia de información, digna o no de crédito, sobre algún tema.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha adoptado en un sentido distinto, pero no mucho, de la frase fake news (noticias falseadas) o lo que en español castizo se designa como bulo (de bul, sinónimo, en caló, de ‘porquería’). A la OMS, decimos, le da en cara la doble vertiente de la infodemia: la de pasto para la ansiedad y la de aliciente para la indolencia, pues en el marco de la cuarentena por el coronavirus da pie lo mismo al miedo que a las conductas irresponsables.

Para conjurar la infodemia nos sirve conocer lo que respondió el Obispo de Roma a la pregunta “¿Cómo vive el Papa la crisis causada por el Covid-19? ¿Y cómo se está preparando para el después?”, hecha por el periodista británico Austen Ivereigh a Francisco: “Trabajando” y “rezo más”. También añade que su gran preocupación para lo que venga luego “es cómo acompañar al pueblo de Dios y estar más  cercano a él”.

Y, justo de ello, el profesor Aloysius John, secretario General de Caritas Internationalis –al que vemos en la fotografía que ilustra esta columna aceptando ese cargo hace menos de un año, teniendo como testigo, en el Vaticano, al cardenal Peter K. Turkson, Presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz–, augura que para eso será necesario cobrar conciencia de que “la humanidad no tiene fronteras, ni etnia, ni casta, ni religión, ni estatus económico [y de] que no somos inmortales”, toda vez que el coronavirus “nos ha mostrado cómo en tres meses todo el planeta está en pánico: bloqueado y aislado”.

Por tal motivo, lo que ahora siga será “abrir nuestros corazones en una fraternidad global de espíritu para recibir y acoger al otro”, pues “el Covid-19 nos ha mostrado lo vulnerables que somos. Nos ha hecho entender que tenemos necesidad los unos de los otros para luchar contra un enemigo común”.

Él mismo, escribiendo hace unos días para L’Osservatore Romano, abunda en lo que podemos tener a la vista como objetivo social: “luchar contra la pobreza, violencia y persecución” es una prioridad hoy más actual y posible que nunca, gracias, precisamente, a los medios masivos de comunicación: “esta pandemia debe ser un momento de kairós” […] de instauración “de un nuevo orden, económico y ecológico, que debe ser integral”.

Publicado en la edición semanal digital de El Observador del 10 de mayo de 2020. No. 1296

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