Hoy, muchos hermanas y hermanos están escasos del pan material.

Redacción

En su homilía del 26 de abril en la Catedral Basílica de la Asunción de María Santísima, en Guadalajara, el cardenal José Francisco Robles recordó a los fieles el verdadero sentido de la Eucaristía, que se traduce en generosidad, caridad y servicio a los más necesitados.

El cardenal fue enérgico al hablar de la Eucaristía, pues es en estos momentos de pandemia cuando los cristianos debemos darle un mayor sentido: “cuando nosotros nos reunimos para celebrar la fracción del pan, la Eucaristía, no nos reunimos por motivos humanitarios o filantrópicos, nos reunimos para celebrar la fracción del pan; nos reunimos en torno a una persona viva que se llama Jesús, muerto y resucitado. Nos reunimos en torno a Él para escucharlo, para compartir su amor, su misericordia, pero, sobre todo, para compartir su misión”.

Además, alentó a los fieles a darle a la Eucaristía un sentido social, que se refleje en los demás, porque “cuando nos reunimos a celebrar el pan partido, el pan vivo, cuando comulgamos el pan vivo, que es el cuerpo del Señor, quedamos marcados para que nosotros multipliquemos el alimento en favor de nuestros hermanos, especialmente los más necesitados. Que el pan nuestro no falte a ninguno de los hijos de Dios, que no falte a ninguno de nuestros hermanos. El celebrar el pan partido, la presencia viva de Cristo, y sobre todo el comerlo, nos lanza, nos envía, para que nosotros hagamos un esfuerzo por compartir el pan material que muchos hermanos y hermanos necesitan y del que están careciendo”.

Robles recordó con alegría a las personas y las iniciativas que han salido al encuentro de los necesitados para proveer a aquellos que no tienen alimento o que han perdido su fuente de ingresos.

“Da gusto, da alegría saber que muchas hermanos y hermanas están ocupados, verdaderamente ocupados en recabar lo necesario para hacer una despensa y están organizados para llevar esa despensa a la familia que no tiene que comer o grupos que se han organizado para llevar el alimento o llevarlo ya cocinado y dispuesto para comerse, a las personas ancianas, enfermas y solas, o los hermanos que no trabajan”.

La invitación a reflexionar en esta realidad

En esta contingencia muchos fieles han manifestado cierto descontento por la falta de celebraciones eucarísticas, pero el cardenal los invita a que piensen en aquellos que no solo no tienen el pan de la Eucaristía, sino tampoco el pan material.

“Pensemos en ellos, y que estemos dispuestos a compartir lo poco o lo mucho que tengamos, y ser solidarios con los están padeciendo de forma grave el pan nuestro de cada día. Que no le falte a nadie de los hijos de Dios y a nadie de nuestros hermanos. Cuando solo nos centramos en que me falta a mí la Comunión, cuando solo nos centramos en que estoy evitando que venga la gracia a mí, pensemos también en los hermanos y hermanas que no solo no pueden comulgar, no pueden comer”.

Publicado en la edición semanal digital de El Observador del 3 de mayo de 2020. No. 1295

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